Masiva marcha por la aparición de Julio Lopéz

Al cumplirse un mes de la desaparición de Julio López, testigo y querellante en el juicio que condenó por genocidio al represor Miguel Etchecolatz, ayer se realizó una multitudinaria marcha para reclamar su aparición con vida.
 Masiva marcha por la aparición de Julio Lopéz

Durante la última dictadura militar, Jorge Julio López estuvo detenido en distintos centros clandestinos que funcionaban en Buenos Aires: Destacamento policial de Arana, "Rancho de la Aeronáutica", "Pozo de Arana" y Comisarías 5ta y 8va de La Plata.

 

Durante ese período fue otro desaparecido por el terrorismo de Estado; luego lo "blanquearon" y quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. López militaba en una Unidad Básica de la Juventud Peronista, que respondía a la línea política de Montoneros.

 

A partir de la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final se abrieron numerosas causas judiciales. López se presentó como querellante en el juicio oral y público que condenó por genocidio a Miguel Etchecolatz, responsable de 21 campos clandestinos y "mano derecha" del jefe de la Policía Bonaerense, Ramón Camps.

 

El 18 de septiembre por la madrugada, Jorge Julio López desapareció. A un mes, nada se sabe del testigo cuyo testimonio fue clave para la sentencia a prisión perpetua del represor.

 

En este marco, una multitudiaria marcha se dirigió de Congreso a Plaza de Mayo para exigir la aparición con vida de López.

A continuación, reproduciremos el documento conjunto leído por Nilda Eloy, de la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos, en nombre del Encuentro 30 años - Memoria, Verdad y Justicia:

Hoy hace un mes que secuestraron a Jorge Julio López y aquí estamos nuevamente reunidos coreando la misma consigna de hace treinta años y exigiendo la aparición con vida de nuestro compañero.

Su compromiso por un país solidario, fraterno y con justicia enfrenta hoy a Julio nuevamente a los asesinos y torturadores de aquel entonces y a sus cómplices de ahora.

Hoy, con sus 76 años a cuestas, muchos de ellos dedicados a una activa militancia política, está cara a cara con sus secuestradores dando un digno ejemplo que nosotros, los aquí presentes, levantamos como bandera. Porque como Julio, aquí nadie se rinde!!!

Pasaron 30 días y tanto el gobierno nacional como el provincial mantienen un mensaje ambiguo.

Debieron y deben buscar en las patotas de la Policía Bonaerense y de la derecha fascista que se reúne en la Plaza San Martín a reivindicar la tortura y la muerte.

Es de allí de donde provienen las amenazas que querellantes, testigos, abogados, jueces, fiscales y militantes recibieron durante todo el juicio a Etchecolatz y que se ampliaron en los últimos días a lo largo y ancho de todo el país.

Es allí donde deben buscar a los responsables del cadáver baleado y calcinado que apareció en el camino negro de Punta Lara.

Es de allí de donde surge la versión de que ese cadáver, aún no identificado, era el de Julio López.

Las amenazas a periodistas; las golpizas y detenciones de militantes populares como Pablo Giachello en La Plata; las torturas sufridas por María y Ariel Montes en la comisaría de Mármol; los ataques y pintadas fascistas a locales de organizaciones sociales y políticas; Astiz transitando libremente; el amparo de la Policía Federal a la patota de Alberto Fernández y el P.J. golpeando a los trabajadores del Hospital Francés; son diferentes expresiones de un aparato represivo que sigue impune.

Hasta hoy no hay respuestas concretas a nuestras exigencias. La investigación por el secuestro de López muestra, por lo menos, una descoordinación total entre los diferentes organismos de seguridad del Estado que a esta altura hace presuponer un alto grado de complicidad.

Las amenazas telefónicas y escritas, y las agresiones recibidas, no sólo no se han investigado sino que se incrementaron y la respuesta de las autoridades es el silencio.

A estas denuncias debemos sumar la falta de acción en el desmantelamiento del aparato represivo de la dictadura enquistado en las diversas esferas del estado.

El gobierno de la Provincia de Buenos Aires reconoció explícitamente que un centenar de represores seguían en actividad en la policía provincial y se comprometió a exonerarlos. Sin embargo, solo "jubiló" a 36 de ellos, cuando lo apropiado hubiese sido no solo expulsar a la totalidad sino iniciar una inmediata investigación acerca de su eventual complicidad en el secuestro de Julio.

Al llamado público del dictador Bignone dirigido a los jóvenes para que concluyan la masacre de la dictadura, solo se responde con la denuncia de un fiscal dirigida a quitarle la jubilación de 15.000 pesos mensuales. El Poder Ejecutivo debió anular inmediatamente el indulto que lo protege y el Poder Judicial encarcelarlo por su pasado y presente genocida.

Estos y otros hechos, permitidos desde el poder del Estado, facilitan a los resabios de la dictadura y a sus actuales seguidores ganar confianza y tomar fuerzas para iniciar acciones como la que hoy sufrimos el conjunto de los argentinos con el secuestro, una vez más, de Julio López.

Los genocidas gozaron durante 20 años de la total impunidad que les brindaron los gobiernos constitucionales de Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde. Con la inclaudicable lucha popular conseguimos la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la reapertura de los juicios y la primera sentencia en la que se condena a un verdugo por su accionar genocida.

Sólo el pueblo movilizado y manifestando en todo el país logrará que la desaparición de López no sea la respuesta. A las patotas asesinas responderemos con más movilización y más lucha hasta que el último de ellos termine donde le corresponde: tras las rejas.

Terminar con la impunidad de los genocidas es responsabilidad del Estado. Por eso:

Exigimos al Gobierno Nacional y a los gobiernos provinciales que ordenen la inmediata remoción de todos aquellos, militares, policías y civiles, que cumplieron funciones en los campos de concentración y centrales de inteligencia de la dictadura.

Exigimos al Poder Judicial y al Ministerio Público Fiscal que remueva de sus cargos a los jueces y fiscales cómplices de la dictadura

Exigimos al Gobierno Nacional y al Poder Legislativo la inmediata nulidad de los indultos a los genocidas

Exigimos al Poder Judicial el juicio y castigo en cárcel común a todos los represores por todos los compañeros.

Exigimos al gobierno nacional la Aparición con Vida YA de Julio López y el castigo a los culpables.

AHORA, AHORA, RESULTA INDISPENSABLE, APARICION CON VIDA Y CASTIGO A LOS CULPABLES!

Como cierre del acto, se escuchó el testimonio que Jorge Julio López dio en el juicio que condenó por genocidio a Etchecolatz.

 

Fuente: ANRED