Pobreza de reflejos

 Horacio Spalletti

El difícil trajinar para llegar a ocupar el sillón presidencial de la calle Balcarce parece un escollo más que complicado de sortear para el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Pobreza de reflejos

 

A pesar de  que lo separa solamente la Plaza de Mayo, los grandes inconvenientes  que encuentra para construir un armado  con mínimas aspiraciones políticas por fuera del área metropolitana  y los cotidianos problemas de gestión hacen que esos escasos doscientos metros  se dinamiten en forma diaria.

Los escasos reflejos mostrados por la gestión macrista ante el paro de los trabajadores del subte que impidió el normal transitar de cerca de un millón de personas a lo largo de una semana, seguramente erosionan sus aspiraciones presidenciales. Las únicas respuestas para paliar la caótica situación que vivió la Ciudad fueron poner al servicio de los usuarios 500 colectivos escolares, un vaso de agua pura en el turbio Riachuelo. El último día del paro, el Gobierno aportó una medida salvadora: habilitar las estaciones  bicing de modo gratuito para que quienes  reemplazaran  el subte por la sana y ecológica bicicleta.  El responsable de la guardería de paseo Colón al 200 reconoció que solamente se habían alojado allí 15 bicicletas durante toda la jornada, el asombrado e incómodo movilero de radio que lo entrevistaba no atinó a repreguntar y mucho menos a emitir comentario. 

La última de las  reacciones  Pro fueron en contra de la comunidad educativa,  de este modo se ganaron el repudio de alumnos, docentes y sindicatos.  Al  cuestionable 0800 y toda su significancia delatora anónima de actividad política en las escuelas,  se sumó la separación de personal  docente de sus  cargos por parodiar el cierre de cursos  y a los funcionarios responsables.

En  política de alianzas sus reflejos también parecen funcionar con la misma incapacidad y se somete permanentemente a idas y vueltas que siempre suman cero.  A pesar de la considerable diferencia  obtenida en la última elección por la presidenta con respecto a los partidos opositores, estos no terminan de asimilar como una opción de alianza  

El último en sacarle tarjeta roja fue el socialista Hermes Binner, quien tras un guiño a favor, en tan solo 24 horas tuvo que retractarse  ante la polvareda que levantaron sus partidarios y aliados. El líder santafecino pasó rápidamente de “no ponerle límite” a la alianza con Macri al reconocimiento de que solo podría unirse a ese espacio “en caso de una dictadura o de guerra, por la invasión de un país sobre otro”.

Por ahora el líder Pro, solo parece estar sostenido por el voto porteño y apañado por los grandes medios de comunicación en su carrera hacia la Casa Rosada.