Un fallo ejemplar contra la trata

El Tribunal Oral en lo Criminal 22 impuso penas de hasta 23 años de prisión a los cuatro proxenetas acusados por montar una red de trata que funcionaba en el barrio de La Boca, donde reclutaban a niñas y adolescentes en grave situación de vulnerabilidad social. 

 
Un fallo ejemplar contra la trata

El Tribunal Oral en lo Criminal 22 condenó  a Alberto Villalba, Jorge Rodríguez, Carlos Centurión y Jorge Forte por explotar sexualmente a jóvenes del barrio de la Boca.

La lectura del veredicto provocó una gran emoción, especialmente a las cuatro jóvenes que denunciaron en 2006 a los hombres que las explotaron sexualmente cuando tenían 9 y 10 años para probar la existencia de una organización dedicada a la trata que actuaba impunemente en el barrio. Las víctimas fueron acompañadas por las trabajadoras de la ciudad de Promoción Social y por diversas organizaciones sociales.

La principal condena recayó sobre Alberto Villalba, quien recibió 23 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal de una menor de 13 años y trata de personas. Villalba fue responsabilizado por 9 hechos en tanto que Jorge Rodríguez, por similares delitos pero menos cantidad de casos, fue condenado a 21 años de cárcel.
 
Carlos Centurión fue condenado a 6 años de prisión por el delito de abuso sexual (éste sin acceso carnal), mientras que Jorge Forte quedó absuelto por haber cumplido con la pena de un año. 
 
Mariano Skliar, secretario general de la Junta Interna de Promoción Social de ATE Capital  destacó la labor de la Fiscalía "que trabajó con mucha eficiencia y compromiso" y de los trabajadores de los programas dependientes de la Subsecretaría de Promoción Social de la Ciudad de Buenos Aires.
 
"A pesar de la falta de políticas públicas y de la precaridad laboral de los trabajadores en la Ciudad de Buenos Aires, se pudo lograr cumplir con el proceso y alcanzar un fallo histórico", explicó el dirigente.
 
La primera denuncia se realizó en 2006 gracias al valiente testimonio de las cuatro jóvenes que decidieron contar su calvario,  a pesar de las amenazas que recibieron sus familias para que la causa judicial no siguiera su curso. La red de trata funcionaba a plena luz del día en lugares conocidos por muchos vecinos.  Según el expediente, algunos de ellos habrían sido dueños de varios “kioscos”, donde además de atender a los clientes del negocio, las niñas habrían sido explotadas sexualmente. En algunos casos la niñas eran retiradas por adultos que las iban a buscar a la puerta de la escuela.
 
En este sentido el acompañamiento de las trabajadoras de Promoción Social fue fundamental para que las adolescentes hicieran la denuncia. “Hoy esta condena es una excepción: La mayoría de los casos no llega a ser denunciado y mucho menos a lograr una condena. Nosotros esperamos que esto sea una caja de resonancia. Que sea ejemplificador también  para las organizaciones vecinales y sindicales, que se mostró que se puede con compromiso y organización, llegar hasta las últimas consecuencias en casos de explotación sexual y hacer justicia”, dijo Skliar.