Esta mañana Caminito amaneció distinta. No fue una típica mañana donde los comerciantes abrieron sus negocios para baldear la vereda o recibir a los proveedores. El colorido de éste corazón turístico de la ciudad dejó de ser el conventillo del mítico pasaje que une las calles Magallanes con Lamadrid, ese conventillo ardió en la madrugada de ayer y quienes allí vivían pasaron la noche en el "Campamento Caminito".

 

Nueve carpas y más de 40 personas durmieron al amparo de la solidaridad de los vecinos del barrio que desinteresadamente ofrecieron mantas y bolsas de dormir para que las familias puedan cobijarse. Los chicos durmieron en casa de familias o de vecinos, son los adultos que se ponen al frente de ésta lucha por recuperar su vivienda, y los vecinos acompañan.

 

Un día y una noche pasaron desde que la primera llama inició el incendio. Y todavía las 26 familias no tienen ninguna respuesta de la fiscalía si pueden o no recuperar el terreno y los peritos que supuestamente enviaría el gobierno no han aparecido. De la justicia ni noticia. Parece un clisé, pero es la realidad. Hasta esta mañana nadie de la fiscalía se acercó a ver cómo estaban las familias.

 

Las autoridades del gobierno de la ciudad han ofrecido como única alternativa posible la entrega de un subsidio por siete mil doscientos pesos y los paradores. Las familias, que llevan arraigados al barrio más de 30 años, no ven una solución en un monto simbólico de dinero que ni siquiera alcanza para señar un alquiler. Mucho menos aceptan que las familias sean disgregadas en los paradores.

 

Hasta ahora lo que prima es la desconfianza y el temor de que el gobierno se apropie del terreno que hasta ayer fue su casa para hacer de la tragedia un negocio inmobiliario, donde las familias desposeídas de su tierra pasen a engrosar las filas las villas.

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