Un pedazo de historia a remate

Pese a que en 2007 una ley había obligado al Gobierno porteño a expropiarla y convertirla en museo, la casa donde vivió y murió Juan de Dios Filiberto tenía fecha de remate para el 15 de abril. Lo frenó una presentación judicial presentada por la familia.  Por Luciana Rosende

Un pedazo de historia a remate

 En el sitio web del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se puede consultar el listado de 126 sitios de interés cultural porteño. Entre ellos, la casa de Magallanes 1140, que perteneció a Juan de Dios Filiberto, artista “completamente identificado con el barrio de La Boca, lugar en el que vivió toda su vida”, según dice ese mismo portal. Nada dice en cambio sobre la situación actual de la casa: tapiada, deteriorada y con fecha de remate para el 15 de abril.

El lugar no sólo atesora recuerdos. Luce en el frente un enorme mural que Benito Quinquela Martín pintó especialmente para su amigo Filiberto. También hay en la vivienda bajorrelieves de escultores como Luis Perlotti y Agustín Riganelli. Atravesaron su puerta personalidades como el músico italiano Arturo Toscanini y el político francés Charles De Gaulle. El propio Filiberto llegó a imaginar su casa convertida en sitio de memoria tanguera. “La idea de que fuera museo ya la había dado mi abuelo. Porque estaba con toda la bohemia boquense, que no se volvió a repetir. Nunca hubo otro momento tan genial, era como el Barrio Latino de París: había poetas, pintores, escritores. Toda esa gente estaba con él”, recuerda Carlos Alberto Olivera Filiberto, uno de los tres nietos del músico.
 
En los años ’90, los descendientes de Filiberto se vieron obligados a hipotecar la casa. “Luego no pudimos saldarla. El juicio hoy está llegando a su conclusión a través del remate”, explica Olivera, y denuncia que el expediente no incluye la tasación artística e histórica del inmueble, sólo el valor inmobiliario.
 
No es la primera vez que la casa corre peligro de ir a subasta, con el riesgo de ser demolida luego. Ocurrió ya en 2007, pero la sanción de la Ley 2310 lo impidió, obligando al Gobierno porteño a expropiar la vivienda y dar lugar al museo. “Se suspendió la subasta y empezaron los trámites administrativos: la visita de la propiedad, la tasación, etc. Pero pasó el tiempo y empecé a escribirle primero a (Hernán) Lombardi, luego a (Mauricio) Macri. A todos solicitando audiencia. Ninguno contestó”, relata el nieto de Filiberto.
 
Como el procedimiento no se llevó a cabo en tiempo y forma, en diciembre de 2011 fue necesaria otra ley para proteger el inmueble: la 4044, que extendió dos años el plazo para la expropiación. En su rol de vetador serial, el Jefe de Gobierno la vetó semanas más tarde. “Veta eso pero queda en vigencia la ley de 2007. Lo que hace Macri es extemporal, no sirve”, advierte Olivera. Además de exigirle el cumplimiento de la expropiación al Jefe de Gobierno porteño, el nieto de Filiberto hizo llegar su reclamo hasta Casa Rosada y habilitó plataformas digitales para juntar firmas a favor de la expropiación y conversión en museo.
 
Autor de piezas célebres como Caminito y Malevaje, Filiberto nació en 1885 en una vivienda humilde de Necochea al 200. En 1932 se mudó a la casa de Magallanes, donde vivió hasta su muerte, en 1964. “El mundo entero, político y artístico, estuvo por esa casa. No es una casa común”, sentencia su nieto. Al cierre de esta edición, Olivera recibió un llamado de la Secretaría de Cultura de la Nación, comunicándole que hay un expediente sobre la casa de Magallanes en la Dirección Nacional de Artes: “No sabíamos que existía ni quién lo tiene cajoneado”. Si Ciudad o Nación toman medidas para impedir el remate del 15 de abril, todavía está por verse.