Educación para la inclusión

La secundaria de reingreso que funciona dentro de la Cooperativa Gráfica Patricios cumple 10 años. Una década desde que sus puertas se abrieron para que los adolescentes expulsados del sistema formal tengan otra oportunidad. Por Lucrecia Raimondi

Educación para la inclusión

Si algún egresado de la Media 2 de Barracas pasa por la escuela y cuenta que sigue algún estudio terciario, universitario o profesorado, que se insertó de manera calificada en el mundo del trabajo o que está militando en algún espacio político, a los docentes les genera una inmensa satisfacción: Conocen su historia, en qué condiciones ingresó a la escuela y cómo fue ese trabajo codo a codo, año a año. “A un pibe que está acá yo lo tengo que elevar en dignidad”, dice el director, Néstor Rebecchi. Sus palabras reflejan la convicción colectiva de estos trabajadores y sus estudiantes, tras 10 años de construcción donde todos ponen el cuerpo para que la escuela funcione.

 

La escuela es la Media Nº2 del Distrito Escolar 4 y abrió sus puertas en mayo de 2004 dentro de la Cooperativa Gráfica Patricios, una imprenta recuperada por sus trabajadores en la Avenida Patricios al 1900. A los jóvenes que tienen entre 16 y 18 años y fueron excluidos del acceso a la educación por repetir o abandonar muchas veces, o por no alcanzar la edad para una de adultos, la escuela les resulta novedosa, alentadora y, por sobre todas las cosas, una gran puerta para concluir sus estudios. Es que la 2 pertenece al grupo de ocho escuelas de Reingreso que presentan un formato alternativo de 4 años con asistencia y aprobación por materias. “A los estudiantes les saca el estigma del repetidor porque el pibe de alguna manera avanza, siempre siente que está dando un paso adelante”, explica Rebecchi. Además, en este colegio que el año pasado decidió llamarse “Trabajadores Gráficos” construyeron una cultura institucional que prioriza la inserción comunitaria y el trabajo personalizado con los estudiantes, que actualmente llegan a 500. “Todas las escuelas necesitan articular con la comunidad, tener una mirada conjunta para los pibes con historias y situaciones particulares. Hacer un seguimiento y trabajar en red potencia muchísimo abordar estas problemáticas”, manifiesta el director.

 

Ricardo Daniel Maldonado Acosta, “Ricky”, se egresó en 2009 y trabaja como operador técnico en Radio Gráfica. Pasados los años, recuerda sus días como estudiante y rescata la mística de lucha que envuelve a todo el lugar: “Pase por distintos colegios y cuando entré acá sentí que cambia mucho lo humano, los profesores transmiten esta cosa de que `se puede´. Más allá de los problemas, hacer borrón, cuenta nueva y seguir adelante”.

 

El pensar a los estudiantes como “sujetos de derechos” implica reconocerlos como personas y atender las particularidades, para que ellos se queden en la escuela y aprendan a construir por sí mismos su rol de estudiante. En ese camino, los docentes generan espacios para la escucha, respetan la cultura juvenil entendiendo que la escuela es un espacio de re significación cultural, ponen límites en un clima de confianza y los alumnos participan en la resolución de conflictos, en la toma de decisiones.

A Ricky le falta una materia y cuenta que pasa a saludar y lo alientan: “dale, vení, tenés que terminar”. “A veces pasa que los chicos se pierden y piensan que nadie los escucha ni les da bola, pero acá es diferente, son personas que pelean mucho por los pibes, te brindan todo el apoyo”, asegura sentado frente a la consola.