Un teatro obra de arte

 

 
En el borde de La Boca nació un espacio donde la danza, la música, la pintura, la escultura y el teatro se brindan en una ceremonia única. Su nombre es Querida Elena; su creador, Eduardo Spíndola. Por Leandro Vesco

 

Un teatro obra de arte

“Yo quería encontrarme un dinosaurio”, recuerda con nostalgia Eduardo Spíndola, creador y propietario del teatro Querida Elena, una obra de arte en sí misma, actor, bailarín, escultor y por sobre todas las cosas, artista completo en toda su dimensión; callado y pensativo, ha llevado su vida por caminos de búsqueda y experimentación, sus ojos han visto otros países, otros cielos, pero ese olor a mar que no existe, mezcla de hierro oxidado y sueños perdidos que define a La Boca, lo retuvo y desde hace muchos años su curiosidad ha hallado contención en el arrabal del Barrio Chino.

 

Nacido en Montevideo en 1964, desde pequeño sintió atracción por los huesos, en los veranos se iba al campo y un día un amigo de su padre le obsequió un regalo muy especial: un esqueleto humano. “Fue el día más feliz de mi vida: ese esqueleto significó muchas cosas para mí”. Su obra escultórica está forjada por hierros y osamentas, es muy orgánica y cada pieza tiene una energía vital conmovedora.
 
Eduardo Spíndola, ya de joven tenía el predestino del arte. Pero antes de iniciarse en los arcanos artísticos hizo miles de cosas, estudió mecánico tornero y siempre fue bueno en lo que hizo, lo que le permitió ganar buen dinero. Pero eso no es lo que él esperaba de su vida, a los veinte años, aun con los militares en Uruguay, tomó un barco y ancló en Argentina en donde lo esperaba lo desconocido, una Babel que iniciaba una frágil vida democrática.
 
Comenzó a tomar clases de teatro, su eterna búsqueda tuvo orden en las tablas, se formó con Serantes, Krell, Canessa y Bartis. Fue vidrierista en los años en donde recorría los escenarios más diversos. Siempre metódico, silencioso y comprometido con la obra y el arte, pronto su talento fue notado por los más grandes de nuestro país. Juan Carlos Gené, Verónica Oddó y Javier Margulis lo tuvieron entre sus elegidos, fue miembro del Celcit y de Primer Estudio, en el Teatro San Martín, hasta que un día le dijo basta a la actuación. “Yo no me fanatizo con nada y eso siempre me trajo muchos conflictos”.
 
El teatro Querida Elena nació en 2006, fue la casa de él y centro espiritual de varias personas que hallaron en esa vieja casona enigmática, luz y libertad; es una casa viva, que vibra y en la que se oyen susurros en las sombras. Es un proyecto en permanente construcción, como le gusta decir a Spíndola, quien siempre recicló elementos para reconvertirlos y darles el don de la belleza. Todo lo que uno ve en Querida Elena fue hecho por Eduardo, es un museo de su mundo, allí están sus esculturas con hierro y huesos, sus golems que custodian una idea que revive con cada obra de teatro que se presenta allí. El espacio fue alimentándose con propuestas artísticas alternativas y cuidadas. La sala es pequeña con 30 butacas y el actor está a pasos de su público, cada obra es una ceremonia íntima, una experiencia intransferible que hace de Elena una sala única y deseada. “Yo creo en la palabra básicamente. No me interesa el éxito, pero sí que haya rigurosidad con el trabajo. Yo arriesgo igual que el elenco, no cobro derecho de sala, hay obras agraciadas por el público, y otras que no, pero las sostengo. Elena tiene que ser un espacio necesario. Yo puedo permitirme cagarme de hambre”. Eduardo Spíndola y Querida Elena no se conciben el uno sin el otro, ambos son una obra que hallaron su espacio en La Boca.
 

Conectados

Querida Elena está en Pi y Margall 1124, La Boca. Teléfono: 4361-5040. Email: edu_spin@yahoo.com.ar. Fb: www.facebook.com/queridaelenateatro. La Boca reciclante: www.facebook.com/labocareciclante