Un barrio de película

Un Riachuelo limpio, el inminente desalojo de un conventillo, el trajín de una madre sola, la nueva inmigración. Esas fueron las cuatro historias, convertidas en cortometrajes, que ganaron el concurso organizado por el INCAA. Miradas que se zambullen en una comuna que, con sus poblemáticas a cuestas, no se olvida de crear. Y creer. Por Carla Perelló.

 Un barrio de película

Los cortometrajes ganadores del concurso “Un barrio de película” de la Comuna 4 lejos están de caminar por las sendas del sentido común que indican que la República de La Boca se acaba en los bailarines de tango empotrados en el mítico Caminito. “Riachuelito”, “Movida en la comuna 4”, “Madre”, “La Boca pora” y “Abrigos” son relatos que posan su mirada al ras de los barrios de Barracas, Parque Patricios, Pompeya y La Boca y se zambullen en sus historias. Más allá de las técnicas utilizadas para cada ocasión, todos juntos trazan la identidad de quienes habitan y viven el barrio día a día: las ganas de ver algún día el Riachuelo limpio, el inminente desalojo de un conventillo, el trajín de una madre sola, la (nueva) inmigración representada en un niño recién llegado de Paraguay y el amor, se llevaron los aplausos de una sala llena.

 

El pasado 26 de septiembre el primer piso del Cuartel de Bomberos de La Boca, ubicado en Brandsen 567, hizo de sala de cine por el rato en el que fueron presentados los ganadores del concurso que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) realizó en 2013, durante la presidencia de la ahora diputada nacional (FpV) Liliana Mazure. En tanto, el jurado estuvo compuesto por los prestigiosos directores Juan José Campanella y Lucrecia Martel, el reconocido documentalista David “Coco” Blaustein y el productor Juan Pablo Gugliotta.
 
La historia comienza con un anhelo ya eterno: ¿Quién logrará algún día devolver las tardes en el Riachuelo? Un monstruo, quizá, que poco tiene para asustar. Eso sucede en “Riachuelito”, donde el mundo es de plastilina. El corto desató risas cómplices y se oyeron murmullos cuando el hombre sentado en el inodoro agarró el diario y leyó: “Mil días” en letras de molde bien grandes.
 
“Como soy militante, nunca había visto esta parte cultural para transmitir un mensaje. Pero un compañero insistió para que nos anotemos para mostrar la problemática de vivienda en el barrio, que es con la que nosotros trabajamos”, contó a Sur Capitalino Gustavo Romero, integrante de la Mutual del SOMU, hacedor de “Movida...”. Es que para lograr cada producción no fue necesario que los realizadores fueran profesionales. Sólo bastó presentar una idea para que luego tomara forma durante la capacitación que recibieron de la mano de los cineastas Julio Midú y Fabio Junco.
 
“Movida...”, tal como indicó Romero, da cuenta del déficit habitacional con eje en La Boca. En siete minutos presentan dos caras de la misma moneda. Por un lado, los integrantes de una productora de videojuegos debaten cómo contar esa historia. “Quiero más sangre”, exclama una de las productoras a cada instante con la justificación de que “eso es lo que vende”. Ella es el fiel ejemplo de la noticia como espectáculo. Por otro lado, Doña Pola recibe una orden de desalojo y rompe en llanto. Fue entonces cuando la sala quedó muda por unos segundos. Luego, llegaron los aplausos. Como en cada corto, los protagonistas no sólo fueron las personas, sino también los lugares como el Cine-Teatro Brown.
 
“Acá es donde presentaron más proyectos. Había muchas ganas de contar”, dijo Mazure en la apertura. Tanto es así, que Romero junto con su equipo comenzaron a trabajar con la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) para aportar a las campañas de ese organismo.
 
Mariano Muriño recibió el premio de la categoría con “Experiencia” por “Madre”, ya que es productor egresado de la escuela de cine Enerc. Sin embargo, fue su primera experiencia como director. Él aportó la clave por la que su producción logró mover fibras íntimas en el público. “Es un poco personal. Crecí en La Boca y mi mamá me crió sola”, reconoció el joven. Los silencios y las miradas de ella hacia su hijo atan un nudo en la garganta.
 
“Soy cuarta generación xeneixe, camino el barrio constantemente y quería contarlo detenido en el detalle”, contó Sebastián Germiniano co-guionista de “La Boca pora”. El corto recorre a través de los ojos de un niño recién llegado de Paraguay cómo se vive la inmigración, cómo es y qué pasa cuando uno arriba a tierra ajena. Así, traza un paralelo implícito con la historia que signa al barrio con los primeros habitantes italiano-genoveses.
 
Germiniano no se queda atrás con eso de las “ganas” por contar: “Un lindo objetivo a cumplir sería que todo el barrio pudiera verlo. Estaría bueno poder proyectarlo en un lugar emblemático, como en el Puente”.
¿En qué barrio no hay una historia de amor como protagonista? Camilo Rodríguez, realizador de animación, eligió la técnica de stop motion (cámara lenta) para contar la búsqueda que emprenden dos sweters que arrastran a sus dueños por varios rincones en “Abrigos”. Recorren Parque Lezama, el Puente Nicolás Avellaneda, Barracas, un pedacito de cada barrio de la comuna hasta encontrarse. En el cuartel de Bomberos los aplausos de los espectadores devolvieron, de alguna manera, el calorcito que esos abrigos supieron dar.
 
Delia Rella y Ángela Coltella, espectadoras, entre cada proyección murmuraron, reconocieron a los actores y a los lugares. En sus palabras, la respuesta: “Todos nos gustaron. Todos dicen algo de nosotros y de los barrios”.