Y un día el corso volvió

Después de nueve años, La Boca volverá a vivir su carnaval con corso oficial. Desde tribunas ubicadas sobre Pérez Galdós entre Necochea y Pedro de Mendoza, los vecinos podrán disfrutar del desfile de cuatro murgas del barrio y muchas otras que desplegarán todo su brillo y alegría. Por Carla Perelló

Y un día el corso volvió
“Vuelve la alegría”, anuncia un afiche de colores. La fusión del tango y el candombe con bombos y platillos, circo criollo, rima y baile que se oyen murmurar durante todo el año en diversos rincones de la Ciudad celebran la llegada del carnaval también en La Boca, después de nueve años de ausencia del corso oficial. El entusiasmo se percibe y lo manifiestó uno de los organizadores a Sur Capitalino: “Queremos que el barrio tenga el mejor carnaval, la mejor murga”, manifestó Facundo Carman, de Los Amantes de La Boca.
 
Hasta este año la falta de organización había frustrado el retorno del corso. Pero algo cambió el 14 de agosto del año pasado. Durane los festejos del cumpleaños del barrio de La Boca, integrantes de diversas agrupaciones encontraron la excusa para trabajar y conseguir el objetivo. Pablo Daniel Smerdel Martínez, representa al barrio ante el Ministerio de Cultura porteño e integra una de las murgas más grandes del país: Los Amantes, de raíz xeneixe. Todos lo conocen como “El Pata”: “Pasó como en todo grupo. Hay diferencias no se pudo congeniar, pero ahora volvimos a ser una de las mejores murgas de la Ciudad”, celebró ante Sur Capitalino.
 
Además de los vecinos, fueron los Bomberos Voluntarios de La Boca, las autoridades de la Comuna 4, el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y la Asociación de comerciantes, artistas, profesionales y empresarios de La Boca (ACAPEB), entre otros, quienes salieron a agitar y pusieron manos a la obra para garantizar que durante todos los fines de semana de febrero cientos de personas calentaran el asfalto del corsódromo de Benito Pérez Galdós, entre Necochea y Pedro de Mendoza.
 
No obstante, ése no es el único motivo para festejar, ya que la murga también constituye un espacio de contención para los pibes del barrio. “Sin darnos cuenta estamos haciendo un trabajo social de puta madre porque hay muchos chicos que carecen de recursos, que no se van de vacaciones y pueden venir acá en lugar de estar en la calle”, reflexionó Smerdel Martínez. 
 
Como cada año, las murgas serán evaluadas por jurados que certificarán el nivel artístico como parte del reglamento de las agrupaciones de carnaval en función de su vestuario, baile, canto, percusión y fantasía para luego ser calificadas y habilitadas o no para el carnaval siguiente.
 
Según los registros históricos, el primer corso oficial de Buenos Aires se realizó en 1869, pero el término “murga” comenzó a sonar recién en 1880. Desde entonces, aquel mejunje de sonidos y movimientos se popularizó y sigue arraigado en los barrios con la impronta de cada quien, pero que en La Boca, en su mayoría, se caracteriza por su carácter comunitario.
 
“Los Amantes” cuenta con más de 400 integrantes. Ellos trabajan de manera colectiva y articulan la música popular, las artes plásticas y la historia barrial. En este carnaval, Carman, rescata que se trata también “de una fuente de laburo, ya que hay pibes que prefirieron trabajar en lugar de bailar y para nosotros eso es importante”, explicó.
 
“Salir de La Boca es como para una banda tocar en el Luna Park”, resumió Ariel Muscio, de Los Pibes de Don Bosco. Y, coincidió en la función social que ocupará este acontecimiento en la rivera: “Va a ser el reencuentro con las familias que depositan su confianza en nosotros cuando traen a sus hijos”. Para ellos, pegar un salto en el baile “es un grito de libertad o de rebeldía”.
 
Tienen 19 años de trayectoria y debutarán en el corso boquense el 28 de febrero a la medianoche. Hacen sus propios trajes –amarillos y blancos– y les enseñan a los chicos a trabajar la fantasía, los golpes en el bombo, las rimas, los ritmos y los silencios. “La murga es una manera de vivir, es el momento en que el plebeyo se vuelve rey”, definió Muscio que se reconoció dicípulo de “Coco” Romero, uno de los investigadores e impulsores del género del país.
 
“Los Linyeras”, en cambio, se reconocen más que como murga, como una “agrupación coral, musical y recreativa”. A diferencia de los grupos tradicionales ellos no usan lenejuelas, sino que se disfrazan como en los carnavales de antaño con viejas prendas para emular personajes de todo tipo con la marca imborrable de la inmigración genovesa que habitó el barrio a principio del siglo XX.  Ellos nacieron en 1951 y se refudaron hace 14 años.
 
“Tocamos instrumentos que no se ven en ninguna agrupación como zambomba, tilín, bombo sin platillo y nos acompañan Los Fandango, un grupo de música”. Quien habla es Lito Linyera, uno de sus más antiguos integrantes, que con un dejo de nostalgia reconoció que “se extrañaba la fiesta en el barrio”. El 14 a la medianoche Lito podrá dejar esa añoranza en el pasado para desfilar en el corsódromo.
 
“Bombo, platillo y elegancia” es una de las más jóvenes con cinco años de existencia. “Nuestra ideea es que sea una murga artesanal y familiera, por eso hacemos centro murga con bombo y platillo solamente”, contó Javier Fotia. De blanco, gris y naranja saldrán al corsódromo el sábado 14 a las 23 y bailarán al ritmo del candome y de la cumbia.
 
Carman habla como agitado. “Desde las 19 va a haber siete murgas por día”, detalla y sostiene que el hecho de que haya tribuna “va a jerarquizar el carnaval” boquense. Las fuerzas, sin dudas, en los próximos días estarán destinadas a transformar al barrio en una fiesta.