Murgas porteñas: Esclavos en eterna resistencia (primera parte)

Muchas veces se la dio por muerta. Intentaron hacerla desaparecer. Fue censurada y hasta prohibida. Sin embargo, año tras año la murga resurge. Necesidad del espíritu, sonrisa del corazón.
Murgas porteñas: Esclavos en eterna resistencia (primera parte)

La murga es una expresión original del Río de la Plata pero al mismo tiempo es inseparable de otra más universal, el carnaval. Para comprender mejor este fenómeno que crece día a día en cada barrio, haremos un poco de historia.

Un origen trágico
Según cuentan los historiadores, los primeros parientes del carnaval pudieron encontrarse en Babilonia, 4000 años atrás. En julio de cada año se celebraba un rito en el que durante 5 días todas las jerarquías y autoridades del reino eran subvertidas. Los sirvientes daban órdenes a sus amos invirtiendo así los roles establecidos. Además, un prisionero era liberado para ocupar el lugar del rey durante el festejo. De esta manera, el reo podía disfrutar de exquisitos manjares, acostarse con las esposas del harén y hasta exhibirse en el trono. Pero al caer la tarde del quinto día, dejaba de ser rey para ser castigado y luego ejecutado. Esta muerte permitía al pueblo liberarse de sus culpas, malicias e impurezas y al rey comenzar un nuevo período de su reinado reconciliado con los dioses.

Pero la palabra carnaval recién surgió en Europa a fines del siglo XV. Derivada del latín carnem levare (suspender la carne) aludía al comienzo de la Cuaresma, tradición cristiana que  conmemora el tiempo que Jesucristo ayunó en el desierto.
A pesar de esta ambigüedad en sus orígenes, por un lado de carácter religioso y por el otro satírico y pagano, los carnavales recuperan su rastro en las Saturnales romanas, celebración que fue posteriormente prohibida con la conversión del Imperio Romano al cristianismo.

Los esclavos de Roma
Una de las fiestas favoritas romanas era la dedicada al dios Saturno. La celebración comenzaba con la finalización de la siembra de invierno con el lema “vivir y dejar vivir”. Durante la festividad, las diferencias sociales desaparecían y el amo era igual que el esclavo. Las leyes y los cargos públicos eran caricaturizados: el pueblo elegía al rey de los bufones y éste daba órdenes que incitaban a la bebida, al baile desenfrenado y a todo tipo de placeres. También participaban los soldados del ejército disfrazándose con ropas de mujer y pelucas. Pero al difundirse el cristianismo las saturnales fueron prohibidas aduciendo que estaban inspiradas en el demonio.

Mascarita
Las máscaras como disfraz de carnaval aparecieron en Venecia allá por el 700. El pueblo salía a las calles con máscaras que al ser similares producían una aparente igualdad entre ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Amadeus Mozart pensaba que este enmascaramiento producía una suerte de democracia ficticia que fortalecía la alianza social entre dominantes y dominados.