Un siglo enseñando oficios

De telegrafista y clasificador de granos a mecánico de motos y encargado de edificio, en los últimos cien años la Universidad Popular de La Boca brindó cursos a más de cien mil personas siempre con el mismo objetivo: capacitar para que la posibilidad de conseguir un trabajo no sea una quimera. Por Silvia Vepstas

Un siglo enseñando oficios

 Este legado nació de una idea superadora, despojada de ambiciones personales, enfocada a ayudar, integrar y capacitar a los vecinos boquenses, la mayoría inmigrantes, que en 1917 poblaban nuestras calles en busca de un futuro mejor para ellos y para los hijos y nietos por venir. Los padres de esa noble idea, nacida del Comité de la Unión Cívica Radical de La Boca aunque sin intención de adosar escudos partidarios, fueron Tomás Le Bretón y Leónidas Anastasi quienes, el 2 de junio de hace exactamente cien años, bajo la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, decidieron fundar la Universidad Popular de La Boca secundados por ilustres pensadores de la época como Ángel Gallardo, Francisco Beiró y Honorio Pueyrredón, entre otros.

 
Inicialmente, la universidad funcionaba en la escuela Nº 1 de Aristóbulo del Valle 471 y los tres primeros cursos que comenzaron a dictarse fueron: Telegrafista, Mecánico de aviación y Clasificador de granos. Al ser cursos estrictamente técnicos, no era necesario que los alumnos comprendieran el idioma español. De ahí la gran cantidad de inmigrantes que comenzaron a estudiar. El cuarto curso incorporado fue Castellano para extranjeros, con el objetivo de integrar a los que iban llegando a la vida social y cultural de nuestro país.
 
Con el correr de los años, la demanda de los alumnos fue en aumento, como así también la oferta educativa conforme al progreso del país y las necesidades del mercado laboral. En 1978, la Universidad Popular de La Boca se mudó a su actual edificio de Pinzón 546, el mismo en el que antiguamente funcionaba el Hospital Argerich.
 
Futuro
A propósito del primer centenario de la institución, Juan Carlos Kehiayan, presidente de la Universidad Popular de La Boca Asociación Civil sin fines de lucro, recibió a Sur Capitalino.
 
“¿Me preguntás qué significan para mí cien años? Te contesto: nada, es solo un número” -dice lacónico. Claro que su respuesta no es despreciativa sino, más bien, poética. Sentado en el Bar Roma, donde la gente que pasa no deja de saludarlo, él deja perder su mirada humedecida, a través de la ventana, y continúa: “Ahora, cuando pienso que durante cien años, ininterrumpidamente, día tras día, la Universidad estuvo abierta, dictando clases no solo para gente del barrio, sino también para los que vienen de tantos otros lados, que pagan una cooperadora voluntaria y con docentes que cobran un viático que muchas veces no les cubre su traslado; cambia el sentido. Siento que son cien años de responsabilidad, de compromiso con el futuro del otro, de conciencia social y, por sobre todo –remarca- de mucha voluntad porque entre el personal hay gente grande que abre, limpia y organiza las aulas, muchas veces ad-honoren. Los alumnos, algunos muy jóvenes, otros ya padres de familia, que hacen el esfuerzo de venir a estudiar después del trabajo para mejorar su situación. Los docentes -que una vez encontraron la Universidad cerrada porque el encargado estaba enfermo- y en vez de volverse a sus casas decidieron dictar clases en la vereda… Absolutamente todos ellos son la Universidad Popular de La Boca. No es solo cumplir cien años, es seguir el ideal de los fundadores y es haber apostado al futuro de los alumnos, a su educación y al trabajo digno. Hace un tiempo me llamó un señor de 90 años, que había sido alumno en 1922. Estaba emocionado y quería saber si figuraba en los registros. Eso es haber apostado, también, al futuro del país. Y es haber ganado”.
 
Con cursos cortos, enseñando oficios y ocupaciones que le permitan al alumnado armarse de herramientas para una salida laboral, la Universidad Popular de la Boca brinda una enseñanza inminentemente práctica. No otorga títulos oficiales pero pone el acento en la importancia de manejar ese oficio, un saber que ya de por sí permite el crecimiento personal y profesional, como empleado o como cuentapropista. Este modelo de enseñanza, diseñado por Le Bretón y Anastasi hace cien años, lejos de quedar obsoleto, puede llegar a convertirse en la educación del futuro. Los oficios siempre serán necesarios y en Harvard no enseñan a reparar lavarropas.
 
“El oficio que uno aprende se lo lleva siempre consigo. Y es un tesoro del que puede vivir dignamente”. Tal vez por eso, ya son varias las provincias que se interesaron en seguir el ejemplo de la Universidad Popular de La Boca.
 
 
¿Qué estudiar?

Actualmente, se puede cursar Reparación de Celulares I y II, Reparación de Lavarropas, Gas y Plomería, Refrigeración, Instalaciones Eléctricas, Electrónica básica, Electricidad del Automotor, Mecánica Automotriz, Mecánica de Motos, Encargado de Edificio, Piloto Privado, Computación, Inglés, Chino, Arqueología Urbana, Liquidación de Sueldos, Práctica de Oficina, Peluquería, Depilación, Manicuría y Belleza de pies, Masoterapia, Reflexología, Reiki, Hatha Yoga, Tai Chi, Flores de Bach, Cuencos Tibetanos, Cocina, Repostería, Psicología Social, Psicoanálisis, Accesorios de Indumentaria, Sublimación textil y Acordeón, entre otras. La cursada es de una o dos veces por semana, depende del curso, entre las 17 y las 21 hs. Los cursos solo duran un año y, tras el primer semestre los alumnos ya tienen suficientes conocimientos como para comenzar a practicar el oficio. Para el ciclo 2018, las inscripciones comienzan en febrero. Se puede pedir información al 4362-0712 o acercarse a Pinzón 546