El juicio por el crimen de Nehuen llega al final

El martes 27 de marzo, la defensa podrá leer sus alegatos y el acusado, decir sus últimas palabras. Familiares, vecinos de La Boca y militantes contra la violencia institucional esperan que ese mismo día el juez Julio Báez condene al policía Daniel Castagnasso por atropellar y matar a Nehuen Rodríguez. Crónica de la última audiencia antes del veredicto. Por Lucrecia Raimondi.

El juicio por el crimen de Nehuen llega al final

Roxana Cainzos apenas pudo dormir. Llegó cerca de las 9 al Palacio de Tribunales y minutos después, sentada en la primera fila de la sala de audiencias, entre suspiros ansiosos, se levantó sin prisa el esmalte de las uñas. Angélica, la mamá de Kiki Lezcano, se ubicó a su lado y le dio un ratito de charla.

 
La exposición de alegatos empezó tarde. La tensión, demasiado temprano. “Paso. Tengo el estómago cerrado”. Roxana agradeció a una familiar que le ofreció algo de comer. El oficial de la Policía Metropolitana Daniel Castagnasso, de 30 años, acusado de homicidio culposo, tenía la mirada fija en la nada: su única expresión, una mueca en la boca. El abogado se mordía el labio inferior. Tomaba notas y murmuraba. Ariel Rodríguez, el papá de Nehuén, entró sobre la hora, saco oscuro y remera negra con la cara de su hijo, la misma que Roxana. Los dos observaban todo y a todos, en especial al asesino de su hijo. Y esperaban lo mismo: que ese 13 de marzo termine el juicio oral para darle un cierre al desastre: el día en que Castagnasso, embistió con una camioneta de la fuerza y mató a Nehuén, de 18 años, mientras conducía una moto, tres años y cuatro meses atrás .
 
Las dos primeras audiencias del juicio oral y público permitieron al fiscal Marcelo Saint Jean y a Pablo Rovatti, abogado de la querella, llegar a la misma conclusión: Castagnasso no respetó las normas de tránsito, superó la velocidad máxima permitida, cruzó en rojo el semáforo de la calle Ramón Carrillo y tenía apagadas las sirenas reglamentarias. Los informes de los expertos en mecánica, las pericias policiales y las pruebas de audio y las visuales, corroboraron materialmente los testimonios de los cinco vecinos testigos, presentes ese fatal 15 de diciembre de 2014.
 
La única y no menor diferencia entre la querella y la fiscalía fue la pena: Rovatti argumentó que el accionar de Castagnasso fue temerario y pidió una condena de cuatro años y seis meses de cárcel efectiva -cerca de los cinco años, la máxima para ese delito-. Saint Jean atenuó su condena a tres años de prisión condicional porque Castagnasso iba en socorro de una mujer que pidió auxilio por violencia de género. Ambas partes -y destaca Rovatti lo excepcional de la fiscalía- pidieron investigar por falso testimonio y encubrimiento agravado al acompañante y superior de Castagnasso, el suboficial José Daniel Soria Barba. El próximo martes 27 de marzo la defensa tendrá derecho a leer sus alegatos y el acusado a decir sus últimas palabras antes de la sentencia. El barrio de La Boca y los vecinos del sur de la Ciudad esperan que ese mismo día el juez Julio Báez, presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Nº4,  pronuncie el veredicto y tome una decisión condenatoria.
 
La sala se llenó en las tres audiencias. Familiares y amigos de Nehuén, madres víctimas de violencia institucional y compañeras de lucha de Roxana, trabajadores de la Defensoría General de la Nación y referentes sociales estuvieron al lado de la familia para contenerla en el difícil momento de escuchar cada uno de los detalles. Las cabezas pendulaban entre la puerta, los abogados, el juez y Castagnasso. El policía metropolitano solo estuvo acompañado por su madre: una señora mayor, morena y sonriente. En la audiencia de alegatos, mientras en la sala se esperaba la llegada del juez, la señora miraba de reojo a su hijo y fruncía el ceño. Sólo palideció y cerró los ojos cuando el abogado de la querella comenzó su exposición. Con cada frase, madre e hijo bajaban un poco más la cabeza. El acusado, rígido, con las manos en las rodillas, apoyaba en el suelo sólo la punta de los pies. Su madre escuchaba atenta con el brazo izquierdo cruzado en el estómago y la mano derecha tapando su boca. Ninguno de los dos se atrevió un segundo a mirar los ojos rojos llorosos de Roxana.    
 
LAS PERICIAS
Los informes no dejaron lugar a dudas: con la parte frontal izquierda, la camioneta embistió a la motocicleta de Nehuén. El registro fotográfico, las capturas en video por domo en las calles Ramón Carrillo y Brandsen, los audios del móvil policial, las pericias de la Policía Federal y de la Gendarmería al momento del hecho y el informe del ingeniero mecánico Oscar García, entre otras pruebas, permitieron al juez Julio Báez -para acelerar preguntas meticulosas a los peritos- referir que no tenía dudas de quién embistió a quién. En ese sentido probatorio es que el fiscal y el abogado de la querella tuvieron fundamentos compartidos en líneas generales, opuestos a la versión de la defensa, para asegurar que  Castagnasso no activó las sirenas reglamentarias, cruzó Ramón Carrillo con el semáforo en rojo y conducía a una velocidad mayor de la permitida. Sin embargo, esa comprometida situación procesal tuvo sus zonas grises por “falta de información”.
 
En relación a las pericias realizadas en primera instancia, García aclaró a Sur Capitalino que vio “carencias pero no falencias” en el relevamiento inicial. “No está determinado el punto de impacto que produce siempre pequeñas huellas, que cuando se buscan, se encuentran. Si se hubieran analizado a fondo los neumáticos del vehículo se podrían haber visto o no marcas de un frenado intenso. Pero eso significa ir con muchas ganas a buscar rastros y no ver que rastros le llueven a uno para sacarse un problema de encima”. El abogado querellante interpretó en su alegato que García buscó y dispuso de mayor información para elaborar su pericia, por lo tanto la ausencia de evidencias -objeción de los peritos de las fuerzas para establecer conclusiones- no impide estimar un rango de velocidad ni determinar el cruce de los semáforos.
 
Por los metros de las calles, los ciclos de los semáforos y la posición los vehículos relevados en las pericias de Instrucción es que García aplicó un método avalado por la comunidad científica internacional y determinó, además de un rango posible de velocidad, que el policía cruzó en rojo. Castagnasso iba entre 48 y 67 km/h al momento del impacto, mayor a los 40 km/h permitido en una calle como Ramón Carrillo, que no se considera avenida.
 
“Respecto a los 37 km por hora es una especulación, del perito de la defensa, que supone que el hombre tardó un segundo y medio en reaccionar. Es una manipulación. Un policía que va manejando un patrullero en emergencia yo le asignaría 0.25 o 0.50 segundos de reacción. Darle 1.5 segundos es lo mismo que decirle que estaba en otra. Para calcular una velocidad baja le tienen que asignar un factor de distracción altísimo. No es posible que haya venido a 37 km/h porque los daños de la camioneta, de la moto y las distancias recorridas no dan. Es una paliza fácilmente refutable”, sostuvo el perito García. Incluso al fiscal Marcelo Saint Jean le pareció sugestivo que el perito Pérez haya determinado una velocidad por debajo del límite. En oposición al informe de García - que lo calificó “claro en sus explicaciones y riguroso en sus conclusiones”- el fiscal concluyó que el informe de Pérez era “de sustento débil basado en opiniones relativas y no fundadas”.
 
Rovatti refirió que hecho, la colisión, no puede ser tomado como un caso de violencia institucional porque no se presupone intención previa. “Tanto el Ministerio Público Fiscal como la Defensoría solicitamos la extracción de testimonios para que se investigue la conducta de Soria Barba. Sostenemos que esa persona sostuvo una serie de afirmaciones fueron falsas y nos parece que son indicadores de una conducta de encubrimiento”.
 
LOS TESTIGOS
El informe pericial de Oscar García contradijo la versión de Castagnasso. En la primera audiencia, el oficial de policía acusado aseguró que pasó el semáforo en verde y que la motocicleta había impactado al móvil policial. En el debate, su superior, Soria Barba dijo y desdijo lo que hizo hasta que finalmente declaró no recordar qué pasó. Esas contradicciones alertaron a la fiscalía: “No quiso perjudicar ni comprometerse, pero es poco o nada creíble que no observe la luz del semáforo porque estaba llenando, a esa velocidad, una planilla”. Este argumento dio Marcelo Saint Jean para que el Tribunal expida una investigación al subinspector Soria Barba por falso testimonio.
 
Federico Bello trabajaba en la seguridad del Hospital Moyano y el 15 de diciembre de 2014 hacía guardia en la garita de vigilancia de Ramón Carrillo. Su compañera de trabajo, Mariela Ortiz, estaba en la barrera de ingreso por la calle Brandsen. Cerca de medianoche, Ortiz escuchó un estruendo. Bello llamó por teléfono para decirle que había habido un accidente horrible. Ella lo escuchó alterado. Tardó unos minutos en acercarse. Recuerda que Bello estaba en estado de shock. Había visto todo. La vigilante pensó en su hijo de la misma edad que Nehuén, y quiso presentarse como testigo pero los superiores de la empresa Líderes la amenazaron con despedirla. Tiempo después cambió de trabajo y decidió aliviar esa mochila. Buscó a Roxana Cainzos.
 
Y cuando lograron ponerse en contacto, no dudó en dar su testimonio frente al Tribunal. Federico Bello desapareció de escena. La Justicia no lo pudo ubicar para el juicio aunque declaró en primera instancia que Castagnasso iba con sirenas, balizas y que cruzó el semáforo en verde. Se trata del único testigo que dió esa información. Los otros cinco -los vecinos Pérez, Viola, Massarella, Cardozo y la ex policía Ortiz- declararon escuchar un ruido muy fuerte y recién después de unos minutos el sonido de una sirena.
 
El martes 13, en la radio abierta, Roxana fue clara: “Vamos por más. No vamos a bajar los brazos. Lo que más queremos pelear es para que no maten más a nuestros pibes y que aunque sea tengamos una condena para avanzar sobre el poder judicial”. La madre de Nehuen habló de la diferencia que siente entre estar dentro del Tribunal y en la calle junto a sus compañeros: “Ustedes lo toman como una persona, como un caso de derechos humanos. Esa es la diferencia que se vive acá afuera con allá arriba. Es triste escuchar todo. Se refieren a los hechos como si hubieran chocado una camioneta y una moto sin que nadie conociera quien manejaba. Es una situación horrible”.
 
En medio de cantos que gritaban Justicia por Nehuen y rodeada de amor y de aguante, una vez más, Roxana agradeció el acompañamiento. “Lo más importante para mí es el apoyo incondicional de todos ustedes y la unidad que han tenido más allá de sus banderas".