Del pueblo, para el pueblo

Durante los dos primeros fines de semana de abril, el Teatro de la Ribera abrió sus puertas a una propuesta de fuerte identidad barrial. Por primera vez, el Ciclo de Teatro Comunitario, que año a año reúne a diversos colectivos de vecinos, se realizó en un escenario público. Por Antonella Riso

Del pueblo, para el pueblo

Cuando hablamos de política, hay que diferenciar lo partidario de lo cotidiano. Esa realidad que los medios deciden evitar, pero que muchos vecinos y vecinas viven y relatan a través de sus obras. Durante el 6, 7, 13 y 14 de abril, el Teatro de la Ribera abrió sus puertas a una propuesta gratuita, divergente y con espíritu popular. El primer sábado el sol irradiaba el Riachuelo y La Boca se convirtió en sede para contrastar el escenario turístico y mostrar a los y las transeúntes lo comunitario al servicio de las miradas abiertas. El festival se inauguró en la rambla de Vuelta de Rocha al ritmo del grupo de percusión del Circuito Cultural de Barracas. Cuando la dirección del teatro convocó a este colectivo dirigido por Ricardo Talento, ellos decidieron doblar apuesta y proponer un festival que de visibilidad a quienes forman parte de la Red Nacional de Teatro Comunitario.

 
Al compás de los tambores yembe, la gente comenzó a acercarse, bailar y aplaudir. Varixs turistas dispersos quedaban observando la escena: vecinxs con el mate, las bicis, familias con sus niños vestidos con muchos colores rodeando el show a la vera del Riachuelo.
 
Al terminar, el público se trasladó al hall central para regresar el tiempo a principios de siglo: un desembarco, nuevas esperanzas y la lucha obrera: un revisionismo de los primeros trabajadores que se asentaron en el barrio de Boedo, interpretado por sus actuales vecinos y vecinas, integrantes deAntiguo Boedo. Luego se presentó Res o No Res, de Mataderos.
 
Además de los grupos de la Ciudad de Buenos Aires, se invitó a participar al grupo Orilleros de la Cañada, de Córdoba, quienes hicieron su primera presentación en Buenos Aires con “De barrio somos… desalojos, fantasmas y otros cantares”: la unión y la lucha de los habitantes de un barrio típico cordobés, quienes resisten ante el avance de los emprendimientos desarrollistas que ponen en riesgo la identidad barrial.
 
“Queremos visibilizar las distintas formas y maneras de hacer esta expresión vecinal. Además, que se pueda entusiasmar a otros grupos para que se formen más colectivos. Desde la mismas comunidades nos interpelamos, con una mirada hacia el presente pero con una visión de futuro”, relata Corina Busquiazo, referente de la Red de Teatro Comunitario e integrante del Circuito Cultural de Barracas.
 
El domingo 7 estuvieron El Épico de Floresta, Pompeya Teatro Comunitario y Alma Mate de Flores. El final de la jornada estuvo protagonizado por las y los vecinos de Pompeya con “Alimento des...balanceado (otra forma de comer)”, una de las obras más relacionadas a la coyuntura, representada en un barrio del sur porteño, de los más afectados por la crisis económica. Una tierra arrasada por un vendaval y un grupo de vecinos en busca del alimento que escasea. Peleas de pobres contra pobres y un señor blanco, poderoso hombre sin rostro, quien a través de sus secuaces de prensa, generan mentiras y promesas. Y, finalmente, un grupo de valientes que decide enfrentarse al laberinto que supone ser Pompeya, para luchar contra un monstruo mitológico y así, de alguna manera, salvar al barrio de la miseria.
 
Durante el sábado 14 se presentaron MateMurga (Villa Crespo) y Pompapetriyasos (Parque Patricios). Lo característico de cada jornada fue ver cómo la invitación a las obras comenzó en la calle, de la mano de un espectáculo; luego entró al hall del teatro y por último todos se reunieron en la sala, inmersos en diversos colectivos comunitarios que habitan y resisten en sus barrios frente al neoliberalismo actual, denunciando desde el arte. La cola de espectadores fue larguísima y llenó cada función, algo que hace tiempo no se veía en el teatro.
 
"Para el Teatro de la Ribera fue una experiencia muy interesante. Durante dos fines de semana hubo un clima de efervescencia, con todos los espacios del teatro -no solamente los camarines, el escenario o la platea- sino también los halls y la vereda, llenos de personas y donde se mezclaban comediantes y público. Fue un ejemplo de cómo hacer teatro de otra manera, confiando en un espíritu de grupo y en el deseo de incluir y de incluirse en una multiplicidad de relaciones, íntimas y a la vez colectivas", opinó Diana Theocharidis, directora y programadora del Teatro de la Ribera
 
El último día de festival participaronVillurqueros (Villa Urquiza), El Épico de Floresta y el Grupo Catalinas Sur, protagonistas locales de La Boca con más de 50 niños y niñas en escena. El encuentro festival fue una gran colisión barrial, con familiares y amigos, reencuentros entre artistas y nuevos vínculos. Además, el hall de La Ribera contó con una muestra fotográfica de la Red de Fotógrafos de Teatro comunitario. Cada imagen es una escena que remite a la memoria, a la justicia social, al empoderamiento del pueblo y a la sanación a través de la risa y el abrazo.