"Aspiran a la flexibilización total"

Bajo el argumento de una baja en la producción y de una reestructuración que busca ganar competitividad, IPESA despidió a la mitad de sus trabajadores. Sin embargo, los operarios advierten que trabajo hay: la gráfica de Barracas imprimió las boletas de las últimas elecciones PASO y generales. Por Noelia Depaoli

"Aspiran a la flexibilización total"

La depuración empezó en el año 2016 cuando hubo 26 despidos, en 2018 fueron 17 y ahora enfrentan la situación más extrema. El argumento de los dueños es siempre el mismo: que la industria se está muriendo, que los clientes no pagan lo que tienen que pagar y que las cooperativas están hundiendo a la fábrica. Sin embargo “actualmente la empresa está mandando trabajo a las cooperativas, es evidente que lo que quieren es flexibilizar, bajar los salarios, matar el convenio. Aspiran a la flexibilización total de la empresa". La denuncia es de los trabajadores de IPESA S.A, una “imprenta comercial dedicada a la impresión de revistas, catálogos, y libros de alta calidad” ubicada en Magallanes 1315, en el límite entre Barracas y La Boca. En octubre, dos días después de las elecciones generales para las que IPESA imprimió todas las boletas, Eduardo Lerner, el dueño, les confirmó los rumores y les entregó una lista con 54 nombres. Los operarios quedaban, así, suspendidos. Aunque más que licencias, los delegados entendieron que se trataba de suspensiones encubiertas.

 
“Dos días después de las elecciones el dueño nos avisa que iba a presentar un plan preventivo de crisis y que iba a despedir a determinada cantidad de gente. La mayoría tenemos 50 años y más de 20 en la empresa. Nos propone pagar el 70 por ciento de la indemnización y nos aprieta diciendo que si el Ministerio acepta el plan, nos pagará entre el 40 o el 50 por ciento. Nos corren con la necesidad y urgencia”, explicó Guillermo, uno de los despedidos con 22 años de antigüedad. En la empresa son pocos los trabajadores con menos de 20 años de trayectoria. El promedio es entre 20 y 30 años de antigüedad y hay quienes alcanzan las cuatro décadas. De forma simultánea, la empresa formalizó el procedimiento preventivo de crisis e, inicialmente, manifestó la intención de pagar solo el 70% de las indemnizaciones. 
 
La Federación Gráfica Bonaerense afirmó que “el conflicto se originó cuando la empresa comunicó a la Comisión Interna la presentación de un Procedimiento de Crisis, el cierre de la planta, el despido de los 145 trabajadores de la misma”. Ante esta situación, los trabajadores iniciaron distintas medidas de fuerza, como la denuncia correspondiente ante la Secretaría de Trabajo (que dictó la Conciliación Obligatoria), paros y asambleas. "La empresa dijo en el Ministerio que habíamos tomado la planta. Eso no puede haber pasado nunca porque las personas cambiaban, cada cual en su turno venía, estaba las 8 horas, se iba y entraba el otro turno. Sin funciones laborales, pero en ningún momento fue toma de planta", aseguró Juan Ovando, miembro de la comisión interna.
 
Ante la exigencia de reincorporación de los trabajadores, la empresa sostiene que es imposible volver a sumarlos a la planta porque solo tiene trabajo para los empleados que actualmente mantiene. "Sabemos que no es así y que el proceso preventivo de crisis es totalmente trucho", advirtió el delegado Walter Santoro. Ezequiel Rosales, otro de los representantes de los trabajadores aclaró que “la empresa trabajo tiene, está cambiando de rubro. Somos gráficos, pero están poniendo packaging, trabajan con cartón, las máquinas son distintas. Instalaron dos máquinas, hicieron un par de trabajos".

Golpe al sector
Mediante un comunicado de prensa, la Federación Gráfica Bonaerense informó que la situación que están sufriendo los trabajadores de IPESA no es aislada: “Las empresas IPESA S.A., Interpack, Flint Inc., Laminación Gráfica S.A., EmbaPack y Envaplast se apresuran a enviar al desamparo a decenas de trabajadores aprovechando el tramo final de un Gobierno despreciable”, denunciaron en relación a la preocupante cantidad de despidos. 
 
En la mayoría de los casos los trabajadores señalan que no existe una situación de crisis que justifique el cierre de las empresas o la reducción del personal, e informaron que durante los últimos cuatro años en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense se perdieron más de 3.500 puestos gráficos y que cerraron 350 pymes en el rubro.