La Justicia cerró la causa iniciada a partir de las amenazas a la directora de Multiflores, Diana Gagliano.

La Justicia cerró la causa iniciada a partir de las amenazas a la directora de Multiflores, Diana Gagliano.

La causa por las amenazas recibidas en reiteradas oportunidades por la periodista y directora de la revista Multiflores Diana Gagliano, fue finalmente cerrada por falta de pruebas. Por lo menos, así lo entendió el juez Corvalán de la Colina.

Diana Gagliano recibió a partir de noviembre de 2003, una serie de amenazas vía correo electrónico, a las que se sumó una visita intimidatoria en su propio domicilio. En esa época se organizaba un escrache al médico torturador Jorge Héctor Vidal, en cuya organización la periodista tuvo una participación activa.

Lo paradójico del caso, aunque pocas cosas nos sorprenden últimamente, es que la causa se cerró prácticamente sin investigación alguna. En medio de la histeria mediática que reclama más seguridad, una periodista recibió multitud de amenazas, los medios nacionales (salvo una mención en Página 12) hicieron un olímpico olé; y un juez, alegremente cierra la causa casi sin investigar.

Esquizofrénica manera de entender la seguridad y la justicia. Sin pruebas y con celeridad digna de mejor causa se encarcela y se formulan severísimos cargos contra manifestantes políticos y sociales, que en algunos casos ni siquiera estuvieron manifestando. Mientras, por otro lado se amenaza, se tortura y se mata y los responsables nunca son detectados, ni detenidos y mucho menos condenados. Ó permanecen prófugos en sus propios hogares y sospechosamente se escapan en medio de un impresionante operativo policial, como en el caso del policía Raúl Rodolfo Gastelú, denunciado por la Correpi.

Diana recibió amenazas provenientes de diversas direcciones electrónicas, entre ellas y por citar algunas figuran: comandomassera@hotmail.com; carolinademario@yahoo.com.ar, verbistsky@hotmail.com, siglaba@hotmail.com, lapierina@fibertel.com.ar, memoriacompleta@hotmail.com, omarcooreman@yahoo.com y acosta2004@Argentina.com. La justicia sólo investigó, sin ir a fondo, las provenientes del Comando Massera, pese al pedido expreso de la periodista de ampliación de la investigación. Llama, cuanto menos, la atención que por fuera de la justicia y sin los medios de que esta dispone, un grupo de periodistas casi sin recursos, haya llegado bastante más lejos en la investigación que el propio juez.

En la investigación realizada por la propia Diana Gagliano junto al periodista Sebastián Hacher, publicada con el título de “La trama (no tan) oculta de las amenazas nuestras de cada día”, nota publicada en abril de este año por distintos medios nacionales e internacionales, los periodistas lograron establecer las relaciones entre todos los denunciados. Muchos de ellos, según la investigación, están vinculados con nefastos personajes de la última dictadura militar.

Por las amenazas recibidas la periodista recibió innumerables muestras de solidaridad nacional e internacional. Asimismo organizaciones y entidades ofrecieron su colaboración en la causa. Tal el caso de la Asociación Periodistas, que se presentó como Amicus Curae, una herramienta contemplada en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en los reglamentos de la Corte Interamericana y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por la cual organizaciones no gubernamentales especializadas en algún tema pueden expresar sus opiniones en torno de un planteo controversial sometido a análisis en la justicia. Sin embargo y a pesar de la amplia experiencia de Periodistas, “la presentación de esta Asociación no fue valorada en su dimensión” por el juez, como señaló Gagliano en la apelación.

Igual situación se volvió a producir cuando la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se presentó en la actuación a efectos de auxiliar al tribunal, brindando el conocimiento en la materia. Además, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires repudió mediante una Declaración las amenazas e intimidaciones sufridas por Diana Gagliano.

Se hace evidente la falta de pericia, en el mejor de los casos, cuando no, de voluntad política demostrada en la investigación por el juez Corvalán de la Colina. El diputado de la Nación Miguel Bonasso recibió amenazas similares y muy otra fue la actitud de la Dra. María R. Servini de Cubría, cuya actuación permitió rápidamente individualizar a los responsables de las mismas.

Parece ser que en la Argentina actual la justicia sigue mirando con un solo ojo y la única seguridad (de ganancias incondicionales) la tienen los grandes capitalistas.

El caso de las amenazas a Diana Gagliano no puede analizarse aislado de la situación que hoy vivimos. No es la primera, ni la única periodista amenazada. No son los periodistas comprometidos los únicos perseguidos e intimidados. En una sociedad absolutamente injusta se pretende controlar a la mayoría marginada mediante el miedo. A los que no aceptan el miedo como forma de vida, a los que denuncian, a los que se organizan, a los que protestan y se rebelan; a ellos, para ellos, entonces las amenazas, los juicios, la cárcel y la muerte si fuese necesario.

Diana tuvo, tiene la dignidad de oponerse a través de las páginas de Multiflores a los asesinos y torturadores. Nuestra es la posibilidad de afrontar el miedo, nuestra es la dignidad de la solidaridad, nuestra es la frase de la bandera de la asamblea de Carapachay: “Nunca más no te metas”.

Por Rodolfo Grinberg de la Agencia Rodolfo Walsh