Patrimonio histórico cultural

Horacio Spalletti

Patrimonio histórico cultural

 

 
Como hacía rato no sucedía dos hechos de valor patrimonial histórico y cultural se dieron en el barrio de la boca. Lo curioso es que uno fue producido por el gobierno nacional y el otro por las autoridades de la Ciudad.
La inauguración de las obras en el puente Nicolás Avellaneda fue realizada por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido ante vecinos y organizaciones sociales del barrio un par de meses atrás.
El aspecto estructural de las obras consistió en la reparación y re funcionalización integral, en tanto que en el aspecto edilicio comprendió la instalación de ascensores hidráulicos y escaleras mecánicas. Y todo esto tuvo su origen en reuniones de trabajo vecinales, de uno y otro lado del Riachuelo, allá por el año 2004. De ahí en más los vecinos y organizaciones sociales tuvieron una participación activa al punto de haber conseguido 60 puestos de trabajo para tareas de vigilancia, albañilería, limpieza.
 “Tenebroso. Delictuoso. Abandonado. Intransitable. Al buscar calificativos para describir al puente Nicolás Avellaneda hasta hace muy poco todos coincidían”, de esta manera comenzaba la nota de tapa de Sur Capitalino del mes de diciembre cuando las obras avanzaban.
 
El puente inaugurado un 5 de octubre de 1940 cumplió la vital función de unir La Boca con la Isla Maciel, ahorrando significativamente el tiempo de viaje. Sin embargo la falta de mantenimiento hizo que las escaleras dejaran de funcionar provocando que la gente dejara también de utilizar el puente como paso peatonal y se volcara a la utilización de los botes para cruzar de orilla.
Hoy, con el marco que significa el polo Caminito, se abren nuevas perspectivas en el desarrollo cultural, artístico y turístico ampliando el escenario hacia una nueva postal boquense. La vista de Vuelta de Rocha desde las pasarelas del puente sin duda se convertirá en un nuevo paseo.
Tan solo un día después de la fiesta del puente, el antiguo barco mercante español hallado en las excavaciones de Puerto Madero ancló en Barraca Peña, su puerto definitivo.
El barco del siglo XVII fue enterrado para preservarlo en Pedro de mendoza al 3000 en un lugar muy similar al que estaba, cubierto con arcilla, arena, geotextiles, mucha tierra y sobre todo humedad. El galeón será monitoreado mediante un sistema de sensores para que a futuro en el lugar se levante un centro de interpretación.
Para el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, se hizo un trabajo técnico excelente desde que fue encontrado que se completará según lo recomiendan las mejores prácticas de preservación.
En estos tiempos del bicentenario los dos hechos se magnifican por que una vez más se trata de rescatar el pasado o preservarlo, para volver a mirarnos y encarar los nuevos tiempos con mayor compromiso y mucha participación.