Hasta siempre Flaco

El inigualable Luis Alberto Spinetta falleció ayer, a los 62 años de edad, a causa de un cáncer de pulmón contra el que venía luchando desde julio del año pasado. 

Hasta siempre Flaco

El prolífico músico, compositor y poeta, falleció ayer en su casa, rodeado de sus hijos Dante, Valentino, Catarina y Vera, dijo una fuente del entorno familiar a la prensa.

El ex líder de bandas fundacionales del movimiento de rock argentino como Almendra y Pescado Rabioso y otras emblemáticas como Invisible o Spinetta Jade, había anunciado en una carta pública en diciembre pasado que luchaba contra un cáncer de pulmón que le habían detectado en julio.

El Flaco fue padre fundador del rock nacional, creador de Almendra en 1967, editó su álbum debut homónimo dos años después, el cual incluía el himno "Muchacha ojos de papel". Tras disolver la banda formó Pescado Rabioso, con quienes editó el inolvidable Artaud. Entre medio, lanzó Spinettalandia y sus amigos, su verdadero inicio en solitario.

Su siguiente agrupación fue Invisible, hasta que, ya en 1980 y más volcado al jazz rock, formó Spinetta Jade. Desde la ruptura de aquella banda en 1985 hasta hoy, Spinetta cultivó una frondosa y exquisita carrera solista hasta mediados de los 90, cuando formó Los Socios del Desierto.

En diciembre de 2009, poco antes de cumplir 60 años y en lo que sería finalmente una suerte de despedida de su público, brindó un inolvidable concierto bautizado "Spinetta y las bandas eternas" ante 35.000 personas en un estadio de fútbol de Buenos Aires. El recital se prolongó más de cinco horas, durante las cuales desgranó unas 50 canciones y juntó sus bandas históricas además de una verdadera selección de músicos argentinos.

Entre las numerosas expresiones de dolor que circularon por las redes sociales, el músico Pedro Aznar tributó a Luis Alberto Spinetta, a través de su muro de facebook, con el texto que se transcribe a continuación.

"Hoy todas las guitarras están de luto. La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas sólo puede pensar en la tuya, tal vez porque el barro tal vez porque este balcón donde te vi casi por última vez mira una nube de la forma y el color de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos.

Este balcón que se quedó... esperando una charla unas palabras o un abrazo más que ya no llegará. Luto también en las palabras habituadas como estaban a que les pusieras cascabeles guirnaldas asonantes o ruedas de tren apocalíptico caleidoscópicos ojos de fértil papel de tu prolífica pluma que suma y resta sílabas del metro patrón de las esferas apenas solas a solas penas.

Adiós que sea A-Dios a sus brazos a ese rincón de magia que seguramente El guardará para los que se animan a jugar con los bloques con los que ha construido el mundo haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos donde el corazón se muestra y baila desafiando al vacío.

Adiós mientras me duele el pecho te imagino en viaje por inmensidades más vastas que las del Capitán pero a diferencia de él sé que tendrás todos los tangos silbados al oído y nunca faltará un mate ni perfume a malvones En todos nosotros se queda un pedacito tuyo serás inspiración multiplicada por millares a lo largo de los años y lo ancho de las geografías.

Cambiaste nuestras vidas abriéndole camino a la imaginación cantándole salvaje o dulcemente a los misterios que nos habitan al misterio que somos. Adiós. No me resigno a tener que decirlo. Adiós mensajero del infinito”.