Sin rejas, con participación

 

Tras resistir la colocación de rejas, la asamblea del Lezama presentó un proyecto de ley que propone la participación de los vecinos en la puesta en valor del parque. Además, están armando un mapa para visibilizar las zonas donde los planes del Gobierno porteño sobre el espacio público entran en conflicto con sus habitantes.

 

Sin rejas, con participación

 

Por Carla Perelló
La Asamblea del Parque Lezama surgió al calor de los rumores: el enorme espacio verde que une La Boca, Barracas y San Telmo sería el próximo a enrejar. Fue por entonces que vecinos, organizaciones sociales y culturales de los barrios del sur se unieron para hacerse escuchar. Con ese objetivo realizaron cortes de calle, festivales, abrazos y otra decena de movidas que lograron que el Gobierno porteño ponga en suspenso su idea. Y aunque siguen alertas, los miembros de la asamblea pasaron de la resistencia a las propuestas. Con eje en la participación, comenzaron dos proyectos: la creación de un mapa que muestra zonas en conflicto con el Gobierno porteño –en cuanto a espacios públicos y condiciones habitacionales-, y un proyecto de ley propio para “la puesta en valor” del parque.
 
La iniciativa de la asamblea ingresó por Mesa de Entradas de la Legislatura porteña el pasado 20 de agosto y ya espera ser tratado en las comisiones de Espacio Público y la de Presupuesto.
El proyecto 2075-P-2013 de siete artículos germinó bajo el lema “no a las rejas” y sobre él constituyó las bases para una “puesta en valor integral” de manera co participativa entre Estado y vecinos. En el primer artículo plantean la declaración del Parque como área de planificación y gestión co-participativa. Es ambicioso y lo reconocen, pero de esa manera hallaron la mejor forma de que el manejo del espacio se realice de manera “horizontal”, sostuvo Mauricio, uno de los integrantes de la asamblea.
 
También proponen la creación de un plenario abierto y vinculante para elaborar un Plan de Manejo que deberá contemplar diversos aspectos: obras y mantenimiento del espacio verde, alumbrado, patrimonio natural, histórico, arquitectónico y cultural, entre otras cuestiones, donde participen el Estado –mediante sus ministerios– y organizaciones barriales y vecinos. La elaboración de un plan de seguridad y vigilancia a través de placeros y guardianes, es otro de los puntos.
 
Meses antes de presentar el proyecto, la organización vecinal había logrado recolectar la firma de 32 legisladores que expresaron su oposición al enrejado y el voto unánime de los Consejos Consultivos de las Comunas 1 y 4 en contra de la medida dispuesta por el Ejecutivo de la Ciudad. “Varios legisladores nos dijeron de presentar el proyecto en conjunto, pero nosotros queríamos que fuera una iniciativa de la Asamblea, que no tuviera una identificación partidaria”, explicó Mauricio. El riesgo no es menor, aunque la medida por el momento está suspendida, los legisladores tienen la posibilidad de hacerle cambios en las comisiones antes de transformarla en norma.
 
Mapeo
Entre festivales y otras actividades para difundir información y seguir ampliando la participación vecinal, los miembros de la asamblea se toman el tiempo para elaborar un mapa que visibilice las zonas en conflicto con el Gobierno porteño vinculado con los espacios públicos y la problemática  habitacional. Soledad y Eva, cuentan que su objetivo es armar “una cartografía de los espacios para poner en discusión el modelo dominante” que se pretende instalar a través del trazado urbano.
 
“Lo que están haciendo es para los ojos del turista y no contemplan las necesidades de los habitantes del barrio. Por eso convocamos a vecinos y organizaciones a que participen de la construcción del mapa”, plantean desde la asamblea.
 
“Inseguridad” y “degradación del patrimonio” son los argumentos para encerrar plazas y parques con rejas. Los emprendimientos inmobiliarios y el trazado de un circuito turístico, las consecuencias para que suba la cotización del suelo, lo que también significa aumento del precio de los alquileres y de la vivienda. Pero, la onda expansiva no se termina ahí.
 
En el mapa –que está en construcción– se distinguen tres áreas principales con colores, al Centro, al Este y al Sur. Otro color por el lado del Río de la Plata y otro más al Suroeste, del lado de Barracas, cerca del Riachuelo Matanza. Cada uno de ellos indica el espacio sobre el que avanza el modelo PRO de “reordenamiento urbano”. Las tres áreas centrales son el Casco Histórico, el Distrito de las Artes y Puerto Madero. El Polo Audiovisual en la Isla de Marchi y el Distrito del Diseño, son los otros dos.
 
En la zona sur de la Ciudad, por La Boca y Barracas, la denominación como Distrito de las Artes trae a cuestas la creación del Paseo de las Artes Don Pedro de Mendoza (en el Bajo Autopista) y el espacio de laUsina del Arte que, como se puede ver en el mapa, unen Puerto Madero y Caminito. Allí, la oferta de servicios para el turismo y el tango for export crecen mientras los artistas callejeros que trabajan por fuera del mercado formal no son parte de esa fachada.
 
Por otra parte, los proyectos inmobiliarios se multiplican –como Puerto Pampa, con viviendas, oficinas y comercios de alto nivel- en paralelo con la construcción de viviendas en los terrenos de Casa Amarilla, que lejos está de incluir a los vecinos que necesitan un lugar para vivir.
 
La remodelación de los conventillos con la excusa de que “no pierdan su identidad” sirve para trasladar a los vecinos a viviendas provisorias sin garantías de volver. “Especulación inmobiliaria”, señala un icono pegado en el mapa en la zona del Distrito de las Artes. “No dan una solución habitacional, por eso consideramos que deben intervenir varios ministerios en cada proyecto inmobiliario o de revalorización de parques”, señaló Soledad, una joven antropóloga que integra la Asamblea. Y destaca que “el reordenamiento se hace en términos de un urbanismo en pos de la espectacularización, sobre las fachadas, donde se privilegia lo visual”.
 
El proceso de “recualificación genera un recambio de habitantes por las mismas ofertas que se plantean, que no son para los vecinos que viven ahí, porque no tienen el poder adquisitivo para acceder a ellos”.
 
San Telmo, es prueba fiel con el boom de los hoteles boutique y sus carteles en inglés destinados a los vecinos provisorios que llegan desde distintas partes del mundo. Esa metodología se expande y llega a los parques, donde muchas personas en situación de calle encuentran un espacio donde asentarse, pero que son expulsados cuando los hierros les ponen límite. ¿Para quién es esa ciudad?, es la pregunta que resuena cada vez que un nuevo proyecto es anunciado.