"Hay que poner voluntad y creatividad para contrarrestar esta violencia"

Tiene 87 años, la sonrisa amplia y la lucha a flor de piel. Pide no quedarse en la casa, salir a la calle, hacer talleres de reflexión. Dice que el gobierno actual tiene tendencia al fascismo y que la represión “se dispara para todos lados”. La lucha de las Madres y las nuevas generaciones.

ENTREVISTA A NORA CORTIÑAS 
Por Sol Peralta / Foto Diego Pintos

 

"Hay que poner voluntad y creatividad para contrarrestar esta violencia"

Baldosas apiladas, montículos de tierra, las palmeras sobrevivientes, los pañuelos de la ronda ausentes y algunos turistas que ensayan selfies para el olvido entre las vallas. Todo dibuja hoy una Plaza de Mayo irreconocible en la que, sin embargo, persiste el eco de sus pasos: Nora Morales de Cortiñas, la madre de Gustavo, ni piensa en el cansancio y sigue, ronda a ronda, marcha a marcha, lucha a lucha. “Nosotras recogimos las banderas de nuestros hijos cuando salimos en su búsqueda, en defensa de la vida y la libertad de los presos políticos y todos los desaparecidos. Y seguimos exigiendo justicia”, sostiene Norita frente a un nuevo Día de la Memoria.

-El gobierno intentó correr el feriado del 24 de Marzo y este año inhabilitó la Plaza de Mayo para la marcha con nuevas obras de remodelación. ¿Dónde será la concentración si no se terminan a tiempo?

-Esté lista o no, la marcha se hace igual. La movilización siempre abarca los alrededores, entonces, ahí estaremos. No vamos a cambiar de lugar porque justo ahora esté en construcción... o en destrucción. Pero sí denunciamos que están violando un sitio histórico; es un despropósito más de este gobierno. Y no lo digo sólo como Madre de Plaza de Mayo sino también desde mi corazón y mi conciencia ciudadana. Iremos igual, como ocurrirá en las plazas de todo el país. Siempre va a haber algún pañuelo flameando.

-¿Cuáles serán los principales reclamos de los organismos de Derechos Humanos el próximo 24?

-Exigimos la apertura de los archivos de la dictadura, el respeto de un Estado democrático con justicia social, demandamos la libertad de protesta, repudiamos el ajuste, alertamos que se está vaciando el país, reclamamos que se recuperen las miles de fuentes de trabajo perdidas injustificadamente y protestamos por muchas de las tantas injusticias que se cometen. Los políticos ganan por el voto del pueblo, por eso el compromiso debe ser que trabajen con y para el pueblo.

-En este contexto en el que desde el Poder Ejecutivo se le da vía libre a las Fuerzas de Seguridad para que repriman, los barrios del sur resultan, una vez más, los que peor la pasan. ¿Cómo se enfrenta esta situación de vulnerabilidad?

-Vivimos una nueva etapa de apoyo político a la Policía del gatillo fácil y toda esa ligereza que les transmite el gobierno marca el camino hacia la impunidad. Se va a hacer un poco difícil, vamos a tener que salir a pelear: la denuncia tiene que ser permanente, no hay que dejar pasar nada. Pero la cuestión es ante quién denunciar porque no podemos llevar casos de gatillo fácil a la comisaría. Desde Madres y los demás organismos de Derechos Humanos decimos que lo importante es generar acuerdos y saber bien quién es el verdadero enemigo. La represión dispara hacia todos lados, no se salva nadie. Por eso me parece que hay que reunirse, tener cordura, pensar bien y poner toda la voluntad y la creatividad para contrarrestar esta violencia que impone el modelo económico. Los chicos tienen que formarse leyendo y siguiendo los pasos que se han seguido siempre en el camino de los Derechos Humanos.

-Así como la Policía Metropolitana estuvo involucrada en 20 homicidios durante sus ocho años de existencia, la actual Policía de la Ciudad contabilizó 24 casos de gatillo fácil en su primer año. ¿Por qué parte de la sociedad convalida con su voto a estas Fuerzas cada vez más violentas?

-Creo que la sociedad tiene sus variaciones. Quedó cansada de las actitudes de un gobierno de 12 años que abusó un poco del populismo, y tuvo soberbia también en la propia juventud, al creer que todo estaba bien porque había mucha gente que aplaudía. Pienso que el kirchnerismo se equivocó en muchas cosas y tiene que reflexionar para ver cómo se recompone, para volver a unir esa herida que quedó. Algunos de los que antes aplaudían, después se cansaron y se equivocaron al poner el voto.

-Mientras tanto el Presidente recibió al policía Luis Chocobar y dijo que no entiende su procesamiento a pesar de que mató a Juan Pablo Kukok por la espalda estando fuera de servicio.

-Sí, es innegable que en este momento hay un gobierno de derecha, con tendencia al fascismo. Parte de este pueblo tiene una orientación fascista, por eso es ahí donde pone su voto. Pero es cierto que nadie se imaginaba que un presidente pudiera gobernar nada más que para un puñado de ricos y privilegiados.

-Mientras tanto, del lado menos privilegiado hay miles de personas padeciendo, por ejemplo, la problemática habitacional. En el sur de la Ciudad de Buenos Aires se sufren los desalojos producto de la especulación inmobiliaria, tanto como los incendios que destrozan los conventillos, frente a los cuales el gobierno no hace nada. ¿Estás al tanto de esta situación? ¿Cuál es tu mirada al respecto?

-Es un tema que me interesa y lo primero que quiero decir es que faltan políticas habitacionales desde hace muchos años. La gente que ha sido empobrecida a través de medidas económicas que no están dirigidas al progreso de las mayorías, está muy afectada por la falta de líneas viviendas. Además, escasean los servicios, sobre todo en la zona sur de la capital y en el conurbano. Son poblaciones que aumentan día a día y no cuentan con agua potable ni otros servicios vitales. Eso es porque no hubo una política urbanística, sino que en cada gobierno aparecieron funcionarios que solo buscaron llenarse los bolsillos de plata. Para no hablar del agujero que dejaron las dictaduras militares, que destruyeron miles y miles de vidas y se robaron todo lo que pudieron.

 

A pedir de Boca

La mejora del espacio público ha sido siempre una bandera del macrismo, sin embargo, en los barrios del sur de la ciudad faltan parques y zonas de recreación. El más grande de La Boca es Casa Amarilla pero el Instituto Nacional de la Vivienda se lo vendió a Boca Juniors por una cifra irrisoria mediante una licitación redactada a la medida del club. Los vecinos interpusieron un recurso de amparo pero a comienzos de este año se encontraron con los terrenos enrejados. Sobre esta situación, la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora es muy clara: “Hay una falencia que es que se divide a la población de la ciudad en la zona norte, que está mejor tratada, y la zona sur, donde ocurren estas cosas. Pero tenemos que hacerles entender a los políticos que si les damos nuestro apoyo a través del voto para que lleguen a un cargo es para que defiendan al pueblo”.

-¿Qué pensás sobre la falta de cumplimiento a las leyes de urbanización de villas y asentamientos?

-Tenemos que reclamar que los gobiernos democráticos nos den soluciones para todos esos problemas. No hay que conformarse cuando se consigue la ley, cuando se da un pasito: en cada barrio la obligación es seguir exigiendo lo que haga falta para vivir como todos nos merecemos. En las villas tienen que reclamar lo que necesitan, tal como en cada rincón del país, porque la vida digna de todos es la base de la democracia. No hay que permitir que se debiliten las fuerzas, tenemos que continuar llevando propuestas y exigiendo. No nos conformemos con lo que tenemos. De ninguna manera, ¡hay que lograr que cada mujer y cada varón tenga una vida digna!

-Te vemos en todas estas luchas, siempre poniendo el cuerpo. ¿qué les dirías a quienes se sienten abatidos y desesperanzados?

-Pienso que cada uno de nosotros debería ponerse metas y armar colectivos para hacerlas realidad. Es bueno juntarse con los demás; darle ánimo al que por algún motivo lo fue perdiendo. En lugar de quedarnos en casa, callados, hagamos talleres de reflexión. Todos los días hay que pensar que cuando se hace algo bueno por uno mismo, es mejor aún si se realiza también por otros. El pueblo está necesitado, por eso debemos unirnos y ganar fuerza. Las acciones tienen que ser todos los días, para todos y todas.

-Entonces, en este nuevo ciclo neoliberal, ¿no se logró imponer del todo el individualismo?

-Creo que persiste una construcción colectiva. En la Argentina hay un cúmulo de jóvenes que trabajan en barrios de los que muchas veces nos muestran lo peor y esconden lo mejor. Pero también hay un gobierno conservador al que no le conviene que la gente luche por el progreso colectivo. Es así, el neoliberalismo siempre trajo gobernantes que solo se preocupan por llenar sus propias arcas de dinero. En el pasado, la oligarquía manejaba a las Fuerzas Armadas para que dieran golpes de Estado pero, desde hace unos años, directamente comparten los negocios. Hay que repudiar que se le otorgue a la Policía la libertad de hacer “justicia” por mano propia, que no es más que legalizar el gatillo fácil. Los policías están cebados y saben que pueden tirar a matar, porque no les importa la vida ajena, y eso merece todo el repudio. El silencio no va, no sirve de nada.

-¿Percibís una continuidad de la lucha de las Madres y las Abuelas en otras generaciones?

-Nuestros hijos sembraron un ideario de justicia social. De esa misma manera, nosotras tenemos que dejar en la juventud ese afán. También debemos apoyar a las comunidades campesinas e indígenas que siempre fueron dejadas de lado y ahora están siendo reprimidas brutalmente. Somos todos hermanos y las autoridades nos deben el respeto. Hay que verlo más allá del partidismo político que uno tenga, que a veces enceguece la mirada. Solo así se puede fortalecer la democracia que todos votamos.

Ni un gesto de cansancio, ni una mala noticia que le borre la sonrisa, ni una dificultad que sea más grande que su voluntad. No hay fuerza capaz de doblegar a la militante de 87 años que lleva su metro y cuarenta a cada reclamo justo. Es porque le sobra juventud. “Somos un país joven, tenemos tiempo por delante para avanzar y seguir construyendo la democracia todos los días”, invita antes de salir hacia la calle, el lugar donde levanta las banderas de Gustavo y de todos sus otros hijos.