La violencia institucional se instaló en el sur

En los últimos seis meses, los casos de persecuciones a chicos y chicas aumentaron. Por eso en la Villa 21-24 y el barrio Zavaleta de Barracas crearon una red de acompañamiento y contención.

Por Lucrecia Raimondi
La violencia institucional se instaló en el sur

 A R. de Plan Fines y a su novia C. estudiante de la EEM 6 les pidieron documentos y terminaron pegándoles. A él le rompieron un ligamento y los persiguieron hasta la casa”. Jordana Secondi, profesora y vicedirectora de la secundaria 6 del distrito 5to en la Villa 21 de Barracas, cuenta a Sur Capitalino un ejemplo de tantos que llegan a la escuela sobre el hostigamiento que reciben los pibes por parte de las fuerzas de seguridad. “Lo más cotidiano, continúa Jordana, son las requisas sin motivo a veces quedándose con los teléfonos celulares, y el acoso callejero a las pibas”. La violencia institucional en la Villa 21 de Barracas siempre estuvo presente. Pero en los últimos seis meses, los episodios frecuentes se volvieron una grave alarma para los vecinos. El último caso que tuvo algo de repercusión fue la detención de Roque, fotógrafo de La Garganta Poderosa, y de su hermana, manoseada en su propia casa por filmar un procedimiento ilegal de la Prefectura. Un poco antes habían baleado la casa de Iván Navarro, el joven que denunció a seis agentes de esta fuerza y que actualmente transitan juicio oral. Sin embargo, en las escuelas y en los pasillos los casos son invisibles. Muchas veces no llegan a ser denunciados. “Por una decisión de cuidado de las vecinas y vecinos, sobre todo de los más jóvenes, no se revelan los nombres porque es muy difícil quedar expuesto. Hay quienes también son víctimas de violencia y deciden no hacer la denuncia porque tiene graves consecuencias”, explica Leonor Gallardo, profesora del CENS 75 escuela de adultos también en la Villa 21. “Nuestros estudiantes reciben violencia institucional con demasiada frecuencia y por eso es que decidimos actuar de manera sistematizada, no aisladamente y descuidadamente porque es un tema que se está agravando muchísimo y requiere un abordaje con mucha seriedad”, explica Leonor. Vecinos y vecinas, organizaciones sociales e instituciones que trabajan en el barrio volvieron a juntarse para atender esta situación que inquieta y alerta. Por eso, la red contra la represión estatal en la Villa 21 funciona para intercambiar metodologías de cuidado y acompañamiento. Ya tuvieron dos reuniones formales y mucho intercambio por WhatsApp entre al menos 25 espacios diferentes. “Eso se da porque el entramado en el barrio es preexistente. Recurrimos a ese recurso colectivo frente a situaciones que nos atraviesan en lo comunitario amplia y transversalmente”, dice Jordana. En su escuela le dan espacio a los pibes para pensar qué hacer, si denunciar o no, para pensar estrategias de cuidado y protección como usar caminos alternativos o no andar solos, incluso elegir acompañamientos específicos según el caso.