Aprobaron los nuevos códigos urbanísticos y de edificación

Con 34 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones del bloque de Evolución, el oficialismo consiguió aprobar en primera lectura los nuevos códigos porteños urbanístico y de edificación.  Mientras transcurría el debate, vecinos y organizaciones expresaban su rechazo fuera del recinto.

 
Aprobaron los nuevos códigos urbanísticos y de edificación

Bajo las consignas “¿Código urbanístico o inmobiliario?”, “Lo único verde de Buenos Aires son los U$S de la especulación inmobiliaria” los vecinos y comuneros hicieron oír sus reclamos  en la puerta del recinto.

 
"Hace décadas que estos códigos no se modifican, y son un tema central en la vida de los porteños", aseguró Francisco Quintana, vicepresidente primero de la Legislatura de la Ciudad. "Una vez aprobado, el Código de Edificación va a tener un impacto directo sobre las expensas, que progresivamente van a bajar en varios de sus incisos, sobre todo en las construcciones nuevas", destacó. "Con el nuevo Código Urbanístico buscamos conseguir una Ciudad más integrada y mayor equidad entre el norte y el sur, respetando la fisonomía urbana", finalizó Quintana. Sin embargo, uno de los reclamos que expresaban los vecinos fuera del recinto advertía sobre un “código excluyente”.
 
Con respecto al tratamiento que tuvieron los Códigos, la diputada Victoria Roldán Méndez, presidente de la comisión de Planeamiento Urbano, destacó: "Llegamos a la primera lectura con cinco meses de debate por capítulos en la comisión, más de 40 reuniones con asesores, diputados, entidades académicas, vecinos y organizaciones". En cambio, en la puerta de la Legislatura uno de los reclamos apuntaba justamente a la necesidad de mayor participación real de la ciudadanía en las instancias de evaluación y debate.
 
Uno de los principales cambios que introduce la nueva norma afecta a las alturas de los edificios. Con el Código anterior, había 27 alturas posibles, mientras que ahora solamente quedarán 6. Se tendrá en cuenta el perfil urbano de cada barrio, según el proyecto.
 
En las avenidas principales, como Libertador o la 9 de Julio, se permitirán hasta 38 metros, lo que equivale a planta baja y 12 pisos; en otras avenidas y calles comunes podrán ir hasta los 22 o lo 16,5 metros (según el barrio); mientras que para las calles más chicas y los pasajes el tope será de 10 metros (PB y dos pisos). Este nuevo esquema permitiría evitar las “torres sorpresa” en los barrios.
 
También se buscará eliminar las “esquinas enanas”. Es decir, que las manzanas tengan una altura más uniforme. Los legisladores acordaron, en ese sentido, crear un nuevo impuesto, a la “plusvalía urbana”, como contribución por esa ganancia extra que tendrían los desarrolladores. La carga será de hasta el 35% en la zona norte e irá bajando en los distintos barrios.
 
Otra idea es la de desarrollar los barrios con “mixtura de usos”: que no haya barrios sólo residenciales o zonas exclusivamente de oficinas o comercios.
 
El proyecto fue muy cuestionado por legisladores de la oposición y por vecinos que siguieron los debates.  Desde Evolución, el legislador de ese espacio Juan Francisco Nosiglia explicó la abstención del bloque y señaló que es “es un proyecto con vacíos y contradicciones”, al tiempo que aclaró que intentarán “mejorar el texto” de cara a la segunda lectura.
 
“Nos gustaría saber cuáles son los fundamentos del Poder Ejecutivo para reducir los estándares habitacionales, porque no lo comprendemos. Este proyecto reglamenta, concreta y materializa un modelo de ciudad que no compartimos”, explicó el dirigente radical.
 
Desde la oposición manifestaron unánimente la necesidad de modificar la legislación vigente y a la vez el desacuerdo con el proyecto los diputados Fernando Vilardo y Marta Martínez ((AyL), Myriam Bregman, Gabriel Solano (FIT), Sergio Abrevaya (GEN), Roy Cortina (PS), Carlos Tomada, Paula Penacca, Andrea Conde, Javier Andrade (UC) y María Rosa Muiños (BP).
 
Desde Unidad Ciudadana expresaron: “Rechazamos los Códigos Urbanístico y de Edificación que favorecen los negocios inmobiliarios y la especulación y no representan ningún avance en materia de derechos”. El legislador Carlos Tomada señaló que “son códigos pensados para tener más cemento y nuevos negocios, cuando deberíamos tener normas para tener más espacios públicos, mejores espacios verdes y un mejor acceso a servicios para todos los vecinos”. Y advirtió: “Ninguno de los dos códigos plantea ninguna política de inclusión real. No hay propuestas para incluir a quienes viven en la Ciudad en condiciones de hacinamiento o quienes tienen movilidad reducida y no pueden gozar de los servicios, por ejemplo acceder al subte”.
 
"El Código Urbanístico aprobado en la Legislatura está dictado por el capital inmobiliario. El objetivo es redoblar la especulación para continuar con la expulsión de los trabajadores de la Ciudad", consideró por su parte el legislador Solano.
 
Fuente: Nueva Ciudad