Sobrevivir en la calle

Tal como ocurre en el resto de la Ciudad, en La Boca y Barracas son cada vez más las personas que pasan sus días y sus noches bajo un puente o al reparo de paredes de cartón. Muchas de ellas, son familias que en los últimos años perdieron su trabajo o su vivienda y no tuvieron otra salida. Sur Capitalino recorrió estos barrios junto a vecinos que cada viernes llevan abrigo y un plato de comida, paliativos de una solución que debería dar el Estado. Por Ignacio Rosales

 Sobrevivir en la calle
Alejandro Beneke se aferra a la calidez de su abrigo en una de las noches más frías de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo el puente que cruza sobre la avenida California de Barracas, mientras los autos circulan por la autopista, el corpulento hombre espera a los vecinos que se acercan regularmente a repartir comida a personas en situación de calle. Beneke es porteño, tiene 44 años y estuvo en condición de calle durante dos años tras padecer una enfermedad cardiorrespiratoria que lo incapacitó para continuar su trabajo en una oficina. 
 
Pero hace unas semanas, Alejandro se cruzó con el dueño de un hotel de los alrededores del barrio y le contó su situación: “Por suerte sé hablar. Un día estaba charlando con un tipo y le comentaba que llevaba unos meses durmiendo en la calle, él guardó silencio y me comentó que tenía una pieza en su hotel. Dejó que le pagara más adelante, ahora ya llevó unas semanas ahí. Menos mal, sabés, porque si no me parece que me hubiese muerto del frío”, comenta a Sur Capitalino.
 
Según los datos que difundió la Dirección General de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad actualmente hay 1146 personas viviendo en la calle. Sin embargo, los números oficiales están muy lejos del segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle que realizaron 500 voluntarios de diversas organizaciones sociales. El relevamiento detalla que son 7251 las personas que no tienen un techo bajo el cual dormir. En ambos casos, la cantidad de hombres, mujeres y niñes aumentó de un año a otro. 
 
“Muchas veces no sé qué hacer, ya llevamos un par de meses parando aquí (en Hornos y Finochietto) y no siento que esto vaya a mejorar”, dice Agustina Murrillo, de 28 años y madre de dos nenas con las que duerme bajo el puente de la autopista que une Barracas con Avellaneda y parte al barrio en dos.
 
Agustina terminó el secundario y vive desde hace más de dos años junto a sus hijas, su madre y su pareja. Luego de perder su trabajo, la mamá de Agustina ya no pudo seguir pagando la habitación en la pensión donde residían. Esto las obligó a vivir en la calle. En todo este tiempo, mientras el desempleo y los precios aumentan, lograron subsistir juntando cartón y con la ayuda de organizaciones sociales. Conseguir un empleo se convirtió en una misión imposible. “No encuentro trabajo. Muchas veces por mi condición es que no me contratan. Y cuando encuentro es sólo para mover y llevar pedidos… es muy dura esta situación, más por las nenas. Si fuera yo sola me las arreglaría de otra de manera”.
 
Agustina y su familia es parte del 42% de los relevados en abril por el Censo Popular que respondieron haber quedado en la calle por “pérdida de trabajo, incapacidad de pago y/o ampliación del grupo familiar” . “El gobierno -aclara la madre de Agustina- nunca me dio nada, pero ahora hemos sentido un cambio brutal. Juntando cartones y haciendo pequeñas 'changas', logramos lo mínimo para subsistir.
 
Tomás Macía es un joven cordobés de 22 años que hace un año recorrió más de 600 kilómetros para llegar a  Buenos Aires. Su apuesta era conseguir un empleo y sostener una vida en la ciudad. “Los crecientes incrementos del alquiler, la falta de empleo y razones las cuales aún no me explico, me tienen viviendo aquí (en la calle)”, analiza Tomás. “Yo insisto, voy, comento, llevo nuevos papeles y nada. Realmente me encuentro muy decepcionado. Ya quiero tener mi casa. Mi espacio en el cual pueda tomar calor. Estoy harto de la calle”, agregó. En el Censo Popular, el 77% de las personas afirmó no acceder al subsidio habitacional por diversas razones: vencimiento de plazo, problemas de documentación, dificultad para conseguir una.
 
Ante esta situación, cada vez más grave, diferentes organizaciones y vecinos y vecinas solidarias han movido sus esfuerzos para paliar la situación. Como Analía Quevedo, de Barracas, quien decidió contactarse con otras vecinas y vecinos para juntar comida, ropa y otros implementos para personas en situación de calle. Así nació la organización: Encontrarnos. “Ellos ya nos conocen y siempre nos remarcan el amor que le ponemos en la comida, en la entrega de las meriendas o elementos de higiene. Tenemos hechas unas fichas de cada uno con los talles de ropa y calzado, y con la fecha de su cumpleaños que celebramos cada vez qué hay uno con una torta y velitas”, cuenta Analía al comenzar el recorrido de cada viernes. “Ese día algunos vecinos se encargan de recibir donaciones en la Plaza Colombia, en Av. Montes de Oca entre Brandsen y Pinzón. Y después tratamos de dar todo lo que reunimos en la misma noche. La última vez juntamos más de 20 frazadas que pudimos dar a cada uno en cada parada”, se emociona Analía. 
 
Encontrarnos
Los viernes a las 19:30 horas, el grupo de vecinas y vecinos reunidos en “Encontrarnos” comienzan su recorrido por Barracas y La Boca desde Coronel Salvadores, entre Av. Patricios y Azara. Durante la semana, reciben donaciones de ropa, abrigo, calzados, leche en polvo, pañales, elementos de higiene y alimentos no perecederos, en la juguetería Laboratorio de Sueños, Suárez 1677 (Barracas) y en la Despensa Melina, de La Boca, en Olavarría 612. Y los mismos viernes que salen, desde las 18.30 a las 20.30, en la Plaza Colombia de Montes de Oca y Brandsen. Además, tienen un Facebook @encontrarnosjuntospodemos.