De Milán a La Boca

Llega a la Fundación Proa “Lo que la noche le cuenta al día”, curada por  Andrés Duprat y Diego Sileo,  la muestra que se inauguró este sábado reúne fotografías, instalaciones, esculturas, videos y performances realizadas por 22 artistas argentinos que exploran la violencia hecha carne, concepto o símbolo.

De Milán a La Boca

Proa dará inicio a su temporada 2024 con la exhibición colectiva “Lo que la noche le cuenta al día”, que primero fue exhibida en el Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC) de Milán.  Entre las 60 obras que forman parte de la muestra, se encuentran Lucio Fontana y sus tajos, León Ferrari y su bombardero o una exquisita instalación de Liliana Porter.

Todas las obras giran alrededor de una temática cada día más presente en la vida cotidiana: la violencia simbólica o física que toma protagonismo y que atraviesa estéticas tan diversas como sus materialidades. “Originalmente la estaba pensada sólo para el Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC) -espacio público dependiente de la municipalidad de Milán-, que es muy prestigioso por la gestión y por su programación”, señaló Duprat en diálogo con Somos Télam.

“Era un espaldarazo para el arte argentino el mostrarlo en ese foro de primera línea, y con el italiano Diego Sileo, el co-curador, armamos la muestra pensando en Italia. Elegimos que el tema tocara de alguna manera lo tumultuoso de aspectos sociales de la Argentina sin caer en una muestra de arte político como categoría y que permitiera mostrar un panorama de arte contemporáneo”, repasó.

Elegimos que el tema tocara de alguna manera lo tumultuoso de aspectos sociales de la Argentina sin caer en una muestra de arte político como categoría y que permitiera mostrar un panorama de arte contemporáneo”

Pero la robustez del concepto de la muestra, afirma el también director del museo Nacional de Bellas Artes, los llevó a presentarlo en Proa, la institución que apoyó la muestra original.

“No fue difícil traerla a Buenos Aires”, esgrime sobre una exposición en la cual participan los mismos artistas y donde “aquellos que habían hecho obras site-specific crearon otras propuestas”, cuenta sobre cómo decidieron la admisión de pequeños cambios.

Por ejemplo, sin modificar la esencia del proyecto, en el caso de Adrián Villar Rojas prefirieron mostrar ahora dos obras tempranas: “Pedazos de las personas que amamos” (2006) y “Me sangra la nariz”. Y por una cuestión práctica las obras de sitio específico se modificaron: eso ocurrió con las del  artista sonoro Juan Sorrentino o Eduardo Basualdo, quien presenta tres piezas definidas por el curador como una obra “muy política” a la que describe como “una luz enorme, un pernil, que ilumina una lámpara a la que deja en sombra en vez de alumbrarla” -ubicada en la amplia segunda sala-, además de dos piezas de planchas de vidrio con un grabado, que destaca una traslúcida  paloma, en uno de ellos.

Se destacan también las serigrafías de Cristina Piffer de la serie “Las magias del dinero”, inspiradas en los billetes emitidos por el Banco de la Provincia de Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XIX y en la idea de Nación, cuyas “imágenes están casi en suspenso” realizadas con sangre vacuna seca y muy volátil; dan la impresión de “billetes casi desintegrados que se hacen polvo”.

Con el título “Lo que la noche le cuenta al día” se homenajea al escritor argentino Héctor Bianciotti y su novela homónima de 1993, al tiempo que se alude “a la dicotomía entre lo inquietante y lo luminoso” evocado por las obras en tanto “metáfora de una historia que el día no conoce y que la noche debe contar”. Y para ello, los curadores escogieron tres ejes que atraviesan la exposición: la ironía, la literalidad y la cita.

No solo Sacco vuelve a impactar ahora que se pliegan esos 30 metros de bocas abiertas plagada de gritos de Milán.

La artista cordobesa Adriana Bustos, en su afán por lo histórico, sitúa en paralelo dos momentos de “propaganda” mimetizados en su estética y forma en “Ceremonia Nacional” (2017) y con dos pantallas monta en paralelo el modo peculiar de propaganda de la Alemania nazi y los juegos olímpicos de 1936 filmados en Olimpia por Leni Riefenstahl y Adolf Hitler, por un lado, y la ceremonia de inauguración del Mundial de 1978 con el ex dictador Jorge Rafael Videla, por el otro. “Los 13 primeros minutos son prácticamente idénticos”, cuenta Bustos sobre el hallazgo que es parte de un proyecto más amplio de la artista.

Entre la veintena de nombres están Matías Duville, Leandro Erlich, Nicolás Robbio y las tensiones, y la coreógrafa Mariana Bellotto que presenta la videoperformance “Trilogía pandémica” (del Grupo Performático Sur), Tomás Saraceno con su video de una hora “Vuela con Pacha, hacia el Aeroceno” (2023) además de las fotografías de Miguel Rothschild y Alessandra Sanguinetti.

También hay obras de Jorge Macchi el artífice de la valija, Liliana Maresca y su célebre “Maresca se entrega todo destino” de 1993 y la mercantilización de la vida o la secuencia fotográfica de “La cabalgata”, el hito de ser el primer happening televisivo en 1964 -como indicó Duprat- que duró sólo 8 minutos al aire en el programa La campana de cristal transmitido por el entonces Canal 7 (actual TVP), en el cual Marta Minujín desplegó desde ponys a gallinas y fisiculturistas.

Además la muestra, en Buenos Aires, troca algunas instalaciones como la de los 11 grandes lienzos rosados colgados por sogas de Mariela Scafati por dos lienzos en marrón, uno soportado por una mesa de luz y el otro con tres pulóveres en la misma gama colgados sobre la tela colgada. Bajo el nombre de “Barbecho” (2015) el color escogido interpela la identidad marrón, lo indígena.

Duville expone “Una casa desensamblada” de 2011 como ruinas de una construcción despoblada de humanidad que tensiona el accionar del hombre en la naturaleza y ubican al artista como observador de una transformación que registra, y Macchi, con su valija, por ejemplo,  reemplaza la instalación de los 21 ventiladores blancos, trabados y quietos de “Colmena” (2013) acompañada “con su diseño sonoro como un zumbido que te inquietaba”, que fuera exhibida en el PAC entre noviembre y febrero.

 “Es una metáfora de lo que no funciona lamentablemente en muchos aspectos de la Argentina”, reflexionó Duprat.

En cambio, “la valija, es una obra que no acata las reglas y es también signo de la idiosincrasia argentina”. Y agrega: “Es una obra que no respeta el lugar que se le asigna, es parásita, irrespetuosa, se toca con otras, choca contra la pared. Todos estos lugares sacrosantos de exhibición son tergiversados por ese objeto que permite pensar en las migraciones y los exilios. Podría desplazarse sin problema a las otras salas”.

La primera sala dispone la violencia desde el simbolismo acuciante en un mundo sacudido por dos guerras. Ahí estará la respuesta dramática y punto de inflexión en la obra de Ferrar con “Civilización occidental y Cristiana” (1965), que combina un Cristo que tiene por cruz un bombardero estadounidense.

También están las tres obras de Fontana -el rosarino que articula las escenas artísticas argentina e italiana- y sus conceptos espaciales que lo hacen reconocible a partir de los tajos sobre el lienzo y una serie de fotos del irreverente artista informalista Alberto Greco con registros fotográficos tomados en Italia que lo muestran disfrazado de monja, por ejemplo, para las acciones de Cristo ´63, Albertus Grecus y Arte vivo Roma -ambas de 1962-, que por lo escandaloso de sus actos le valieron la expulsión del país europeo.

En un lugar central y en diálogo con los otros artistas, la instalación de Porter, una síntesis renovada de su célebre “El hombre con el hacha” tematizado con la figura de “La barrendera” en igual estética y la puesta en juego de pequeños personajes y objetos recolectados por la artista, radicada en Estados Unidos, que dan paso en esta oportunidad a un pequeño trabajador que perfora el pavimento. Otra metáfora posible del tiempo, donde queda la estela de restos desgarrados y heridos de la base que sostiene la miniatura y su acción. 

“La barrendera” fue presentada en la primera retrospectiva francesa que tuvo lugar en 2023 dedicada a Porter en Les Abattoirs de Toulouse, según explicó Duprat.

 “Esta pieza es súper sintética y la de Milán era una escena con ese juego entre cosas de diversas escalas que genera un anacronismo. En cambio, este hombre del hacha tiene una sola pieza y no hay comparación con otras piezas disímiles pero sí hay un trabajo enorme y faraónico sobre un elemento que habitualmente es un soporte de las obras”, contó sobre la obra de sitio específico. Una pieza que es acompañada por las dos fotos históricas de 1973 de los rostros de Porter y Luis Camnitzer dibujados y conectados por líneas, tomadas en Nueva York.

En la segunda sala, están dos grandes lienzos en negro (“Retén”, 2018) de Ana Gallardo, con las leyendas “nos metieron las armas dentro” y “nos hurgaron en nuestros sexos” sobre una de las paredes.

Por último, el corolario de la muestra es el video que muestra en paralelo los testimonios de los curadores y las obras a uno y otro lado del océano, de la cuarta sala, un recurso que da cuenta de esa “mirada política a la cultura y a la sociedad” de un país “a través del arte contemporáneo” que realiza el PAC en los últimos años, como explicó Sileo en noviembre.

Concebida por el PAC de Milán bajo el título “Argentina. Quel che la notte racconta al giorno” y organizada junto a Fundación Proa en Buenos Aires, la muestra se inaugura el sábado 16 de marzo de 17 a 20 horas y podrá visitarse hasta junio  en Avenida Pedro de Mendoza 1929 (CABA), de miércoles a domingos de 12 a 19 horas.

Fuente: Somos Télam