El Riachuelo como oportunidad del sur de la ciudad

El 8 de julio según ley 4162 de la Legislatura porteña se conmemora “El día ambiental por la Cuenca Matanza Riachuelo”. Por eso ante tantos avances en el Riachuelo, bien vale pensar futuros al sur de la ciudad.

Columna de opinión de Antolín Magallanes, director general de Gestión Política y social de ACUMAR

El Riachuelo como oportunidad del sur de la ciudad

En el sur de la ciudad se están gestando importantes transformaciones ambientales. Esto implica, la posibilidad de pensar un ordenamiento del territorio. El camino recorrido, ha demostrado, cuántos errores se han cometido entorno al Riachuelo. Cada acción reparadora realizada lleva a hacer una profunda reflexión sobre los cambios sufridos en el pasado. Pensemos en el valor que encierra está recuperación ambiental y todos los benéficos en términos económicos, de transporte, vivienda y hábitat que se nos presentan.

Por eso el Riachuelo, debe ser el eje vertebrador de una integración entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. La siempre mencionada Área Metropolitana, que sigue sin ningún tipo de gestión estratégica, salvo la pionera gestión de ACUMAR*.

La zona sur con sus espacios verdes, sus espacios deportivos, sumados a una estrategia urbana para continuar y terminar definitivamente las situaciones en asentamientos y villas, debe también pensar posibilidades de desarrollo económico que generen empleo y condiciones de ascenso social en su población.

Hoy el sur de la ciudad es recorrido por la obra más importante de infraestructura en saneamiento, el Sistema Riachuelo. Una gran obra que permitirá una solución integral al transporte de desagües cloacales, llevada a adelante por AySA. Obra que mejorara el servicio en el radio de expansión de AySA, también posibilitando la expansión del servicio en el sudoeste del conurbano bonaerense y beneficiando al Río de la Plata. El 80 por ciento de la contaminación de las aguas, es cloacal.

Hace un año, mudamos el Mercado de Hacienda de Liniers, a su nuevo y sustentable predio en Cañuelas. Después de 200 años no más bosta flotando en el Riachuelo. Esa es la tensión, entre lo que se está yendo y lo que aún no termina de nacer, parafraseando algún pensador italiano, sostener la tensión nos aleja de la monstruosidad de volver a la decadencia que estamos superando. Hoy se prefigura el Paisaje Emergente, ese que muchos habitantes de las riberas sur nos mandan en fotos que muestran que algo está ocurriendo por esos lados.

 Pero volviendo a la idea central, es preciso invertir el mapa de prioridades en la Ciudad, una zona como la Comuna 8, con amplias infraestructuras deportivas, podría ser un polo de desarrollo de tecnologías e industrias limpias, vinculadas al deporte, por ejemplo, además de coordinar adecuadamente, los usos de sus amplios espacios verdes y públicos. Como sus lagos y dar un destino al predio del autódromo, mas ambiental y amigable con su entorno.

Imaginemos, un recorrido de transporte público fluvial que una Puente La Noria con La Boca, desde donde se pueden abrir destinos hacia el norte por el Río de La Plata, San Fernando por decir uno y hacia el sur, Quilmes. Distintas estaciones fluviales donde embarcar y desembarcar. Hoy estamos avalando un pedido del Ministerio de Turismo de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires a modo de prueba piloto, para los primeros seiscientos metros entre el Rio de La Plata y el Transbordador Nicolás Avellaneda en La Boca del Riachuelo.

Potenciar los atractivos turísticos de La Boca hacia los tesoros de La Isla Maciel, generando nuevos circuitos de intercambio, flujos de personas, trasladándose por el deporte, el trabajo, el turismo local, los paseos comerciales. Nuevos recorridos, que empalmarán con otros y deberán constituir circuitos virtuosos.

El Recuperado y en funcionamiento Transbordador Nicolás Avellaneda, hoy da una oportunidad nueva al turismo del barrio de La Boca y la Isla Maciel, y esas dos orillas, donde todos los viernes y sábados explotan de visitantes.

 La navegabilidad sirve para generar nuevas fuentes de ingresos y empleos, mejorar la calidad de vida de los habitantes de la cuenca y fortalecer su integración. El transporte fluvial es más seguro, posee bajo índice de accidentes, bajo consumo de energía y combustibles, menor polución y ruido generando menor congestión del transporte y mayor sustentabilidad ambiental. Nada debe ser pensado al azar sin sus correspondientes estudios de sustentabilidad. Pero estamos obligados a imaginar, para después transformar.

De ese modo se profundizan los procesos de integración del área metropolitana, paso previo indispensable para iniciar la construcción de una conectividad multimodal a nivel regional, en la cual el transporte fluvial será fundamental, sumado al vial, aéreo y subterráneo. Convergencias de conectividad, en el sur de la ciudad, generaran mayor homogeneidad en la recuperación sustentable del área metropolitana.

En este contexto el Riachuelo se conforma como una excelente oportunidad para pensarlo, no ya como patio trasero, sino como un río destacado y enunciador de nuevas identidades. Un río que sutura y une la diversidad urbana, peri urbana y rural en su cuenca, una puerta a esa serie de continuidades a desarrollar planificadamente. Allí hay patrimonio construido en edificios y puentes, pero también patrimonio ambiental.

Las Comunas del sur, la 4 y la 8 sobre todo, deben construir en consonancia con las poblaciones de la otra orilla, viven en un mismo paisaje, que tiene fuertes e históricos contactos, pero que no están pensados para generar una mayor sinergia y potenciar articulaciones. Se necesitan más puentes, que unan ambas riberas, viales y peatonales.

La ciudad no solo se beneficia con las acciones en sus orillas del sur. También con el gran beneficio de recibir las mejoras en hechas, río arriba cruzando la General Paz, donde el Riachuelo se llama Matanza y entre ambos nombran la cuenca.

Entendemos superada la etapa por la cual esta área de sacrificio ambiental es irrecuperable y es por eso imaginar un esfuerzo de interpretación política elevado y posible para que la Ciudad de Buenos Aires se deje integrar, logrando renunciar a su excluyente destino de isla.