Hace algunos años que un grupo de vecines viene impulsando la puesta en valor y difusión de la obra del artista. Se trata de un colectivo con inquietudes artísticas y culturales que ya se ha reunido anteriormente por otras nobles causas: el puente transbordador, Quiquela Martin, encuentros de poesía, los aniversarios de La Boca.

En 2017, en el marco de ese interés por Vicente Walter organizaron una caminata por el barrio, una especie de circuito cultural. En cada parada había un mural del artista y entre todes iban sumando relatos a un guión que no estaba escrito pero que estaba en sus retinas, en sus memorias, en sus corazones. Ese recorrido quedó inmortalizado en una serie documental que puede verse en Youtube, llamada “Cemento Vivo” y de la que participan varios referentes del barrio, suman sus saberes en torno al artista y lo rescatan del olvido.

Walter, según contaron, era albañil y desarrolló sus murales en cemento, con una técnica bastante particular, el sobrerelieve. Lo hacía con sus herramientas de albañil o las que él mismo se armaba con utensilios de la vida diaria, como podía ser un tenedor. La mayoria de sus murales son de color gris, cemento, excepto una minoria, como el que esta sobre la popular calle Caminito, en la que dejó un mural de medianas dimensiones en homenaje a otra idolo del barrio, Quinquela. Ese mural está en colores, pero cuentan los vecinos que fue coloreado con posterioridad.

En sus motivos está el trabajo, la vida cotidiana, los paisajes boquenses, los conventillos, las actividades portuarias, el fútbol, la música, el arte. Como propone el documental, sus personajes están vivos. Se mueven, trabajan, se esfuerzan, sienten, sufren. Logró eso con un material tan inhóspito como el cemento.

Muchos de los murales fueron desarrollados a pedido de comercios del barrio, cantinas y viviendas y algunos se ubican en el interior de propiedades privadas. De aprobarse esta ley que les vecines impulsan, deberán ser parte de un registro oficial y preservarse. Los que están en frentes que dan sobre vía pública será obligación del Estado que no se degraden.

Por mi vínculo con les vecinos de La Boca tras muchos años de trabajo en el barrio, varios de elles me pidieron que me sumara a la audiencia. Y así lo hice. Unos días antes comencé a buscar información del artista para ver si podía sumar más datos a los que yo tenía: algún dato curioso, saber dónde había estudiado, qué le preocupaba, qué anécdotas giraban en torno suyo, qué habría llevado al artista a desarrollar una muestra artística de semejante valor, allí, en el barrio, en los frentes, una galería abierta al público y a quienes tuvieran el exquisito valor de apreciarlo. Quise saber también si había tenido algún vínculo con el Riachuelo, si había dejado algún testimonio al respecto.

Hice lo que hacemos todes en esas situaciones, recurrir a internet. Para mi sorpresa la información era muy poca. Solo encontré la que habían desarrollado los vecinos. De ellos, el material escrito que más datos aportaba era de un medio barrial, Sur Capitalino.

Enseguida entendí que Vicente Walter era uno de elles, un vecino artista. Ahora, cuando se apruebe esta Ley, el desafío es que trascienda La Boca y la Ciudad y sea conocido por todes les argentines. Y eso es lo que quise plantear en este artículo, la necesidad de hacer una investigación y generar contenido en torno a Vicente Walter y su obra. Que les estudiantes de arte lo tomen para sus tesis, que los fotógrafos produzcan imágenes de sus murales, que los críticos de arte, lo analicen. El dejó su mensaje grabado en cemento en todo el barrio, nosotres tendremos que abrir los ojos, descifrar su polisemia, convertirlo en patrimonio.

 

(*) Lorena Suárez es coordinadora de Cultura y Patrimonio de ACUMAR