Orden sí, trabajo no

En un operativo gigantesco, el Gobierno porteño desalojó a los manteros de Parque Patricios. Con un tercio de la población bajo la línea de pobreza y el doble de indigencia que hace un año, la gestión de Jorge Macri sigue con su  política inhumana de “limpieza y orden” del espacio público.

Orden sí, trabajo no

El relato de época impone un elogio al querer trabajar, que en realidad contiene una velada idea de “el que no trabaja es porque no quiere”. Pero en el Parque de los Patricios, uno de los espacios verdes más importantes de la Comuna 4, hay un grupo de personas que quiere trabajar, pero no la dejan. Son los manteros, más de mil trabajadores informales que fueron desalojados por orden del Gobierno de la Ciudad.

Desde que asumió, Jorge Macri se propuso como lema de gestión el “orden público” (así la promocionan como slogan), que si bien sigue la línea histórica de los 17 años del PRO en la Ciudad, tiene más espectacularidad en la ejecución y sobretodo un profundo perfil deshumanizante.

Así fue que a las personas en situación de calle ahora se le sumaron los manteros como trofeos de guerra para que Macri y varias áreas de su administración muestren como ejemplo de acción exitosa.

Mientras el gobierno porteño ni los recibe y la Comuna les da la espalda, los manteros empezaron a organizarse, abrieron redes y tendieron puentes con la asamblea del barrio.

A los del Parque Patricios les tocó el sábado 29 de junio. Fue a través de un operativo gigantesco que incluyó 80 efectivos de la Policía de la Ciudad, inspectores de la Dirección General de Fiscalización y agentes de la Agencia Gubernamental de Control. Llegaron antes de que amaneciera, con una decisión clara: no permitir que se desarrolle la feria que cada sábado, domingo o feriado, este grupo improvisaba al desplegar sus lonas en los senderos internos del parque.

Con más policías que manteros, fue imposible sostener resistencia alguna. El cordón policial se mantuvo ese día, el siguiente y el último fin de semana, para garantizar que no regresen. El Gobierno porteño lo presentó como un éxito en sus propios canales institucionales y reprodujo declaraciones del jefe de Gobierno, quien se mostró aquel sábado en el lugar.

“Acá llegaron a haber 2.500 manteros, una cantidad preocupante, que generaba mucha incomodidad entre los vecinos, porque cuando se ocupa el espacio público hay alguien que lo sufre. Por eso el espacio público no es negociable”, dijo el alcalde capitalino.

En el texto que difundió el Gobierno porteño, a su vez, vincularon la acción con otras similares llevadas a cabo en Plaza Lavalle, Plaza Congreso, Constitución y Retiro para “garantizar la transitabilidad, la libre circulación y el orden en una ciudad con las mismas oportunidades para todos”. Sobre eso, se llegó a describir que “los manteros colapsan los alrededores del Parque de los Patricios, sobre la vereda de las calles Monteagudo y Patagones, donde está la Estación Saludable y la totalidad de la superficie ubicada en el playón de ingreso a la estación de la Línea H del subte”, y que ante ese escenario, los vecinos “se quejan que no pueden caminar por las veredas ocupadas”.

La necesidad de trabajar

En la extensa nota oficial no se habló del derecho al trabajo ni de la posibilidad de reubicar a las y los desalojados en algún otro lugar, una opción que se puso en marcha, por ejemplo, en La Plata donde un programa busca regularizar la actividad, promover el fortalecimiento productivo y su ordenamiento territorial.

Es que la realidad es innegable. Con el ajuste avanzando sobretodo en los sectores informales, que acumulan una caída del 60% en su poder adquisitivo según un reciente informe de la consultora GhidiniRodil, el impedimento de instalarse en el parque de la Comuna 4 es un golpe durísimo. “Yo trabajo de empleada doméstica en negro, solo tres veces en la semana. Soy mamá de dos chicos y los findes puedo ir con ellos a vender para poder tener un ingreso más, porque la plata no alcanza”, explicó Gisel Oviedo a Sur Capitalino.

Anabelly, por su parte, reconoció que “la feria en sí es una ayuda” dentro de “una lucha de todos los días para solventar nuestros gastos”. “Tenemos que pagar alquiler y llegar a fin de mes es difícil. Todos los que estamos yendo a trabajar los fines de semana, es para ayudarnos. Así que esperamos que encuentren una solución”, pidió.

El caso de Lis, otra joven de 24 años, es más dramático todavía. “La feria es mi único ingreso que tengo para cubrir mis gastos, ya que no cuento con ninguna ayuda del Estado. No cobro nada, solo lo que saco de la feria y con eso voy batallando. Ahora me encuentro sin ingreso ni trabajo y con tres chicos”, contó a Sur.

El universo de los manteros es complejo. Algunos van siempre, otros cambian de plaza o parque para probar suerte o porque esos días consiguieron alquilar alguna pieza por esa zona. En general, comercializan como “feria americana”, ofreciendo ropa usada o elementos del hogar con poco uso, que compraron en remates o hasta deben liquidar para tener dinero. Hay quienes “viven de la feria”, en peor situación económica, y hay quienes lo toman como una changa que complementa otro ingreso, estatal o privado, aunque en todos casos precario y pauperizado.

Verónica Cardoso está en este segundo grupo. “Trabajo dos veces a la semana y tengo dos nenes que estudian. Cada día que pasa, la plata no alcanza para nada. Yo no tengo algo propio, alquilo y el mes que viene me van a subir el alquier”, se lamenta. Catalina, se suma: “En mi caso iba con mis hijos. Aunque sean dos días a la semana, nos ayuda muchísimo”.

Que los testimonios sean de mujeres no es casual, sino un reflejo de la realidad. Un relevamiento del Observatorio de la Violencia y Desigualdades por Razones de Género del Gobierno nacional mostró en 2022 que la tasa de informalidad era mayor en mujeres que en varones (38,2% contra 34%).

La no respuesta oficial

Desde el operativo del 29 de junio, la administración de Jorge Macri no abrió ningún tipo de canal para poder llevar a cabo alguna negociación o recibir el reclamo de los manteros, que es urgente. Ni Espacio Público, a cargo de Ignacio Baistrocchi, ni Desarrollo Humano y Hábitat, con Gabriel Mraida de ministro.

“Queremos obtener un permiso o alguna alternativa para solucionar el problema, extendiendo los puestos o al menos reubicándonos. Pero hasta hoy no nos quieren ni tomar el petitorio”, planteó Adriana Trinidad, una de las manteras referentes, que formó parte de una de las movilizaciones hacia la avenida Martín García 346, frente al Parque Lezama, donde están las dependencias de ministerios y organismos que podrían intervenir.

En paralelo, Sur Capitalino consultó a Silvia Millara, quien encabeza la Junta Comunal N°4, donde la alianza oficialista recuperó la mayoría el año pasado, de la mano del radicalismo de Martín Lousteau. “Hace varios años que los vecinos y comerciantes de Parque de los Patricios vienen realizando reclamos sobre el tema de la usurpación del parque por parte de los manteros, y también por cómo quedaba el mismo después de cada fin de semana”, dijo Millara, en una réplica casi exacta de la gacetilla del gobierno de Macri.

Además, defendió el operativo en base al perjuicio que generaría la actividad “a los comerciantes que alquilan y pagan sus impuestos y a los vecinos que quieren disfrutar de su barrio tranquilos y seguros”. Y agregó: “Se logró recuperar el espacio público, ordenar y ser justos con los vecinos y comerciantes. Y también si se identifica alguna persona que genuinamente es emprendedora y necesita de esos ingresos para vivir pueden regularizar su situación y formar parte de algunas de las ferias formales de la Ciudad”.

Sobre lo último, no dio precisión alguna sobre cómo se haría el enlace. Cabe aclarar que las ferias formales están colapsadas hace tiempo, con lista de espera y, aún así, tienen muchos requerimientos que en ocasiones los manteros no pueden cumplir, por ejemplo si son inmigrantes. Además, no hubo censo ni relevamiento.

Organización

Con una velocidad que va a tono con la desesperación de los fines de semana que pasan sin poder vender, los manteros ya se están organizando. Hicieron reuniones y para visibilizar su situación crearon una cuenta de Tiktok (@manteros2024) que tiene como lema “Trabajar es un derecho”. Allí comparten convocatorias y, sobretodo, describen con testimonios lo que están sufriendo. “Somos manteros, no basura para que nos descarten. Pedimos un puesto donde poder trabajar sin que la Policía nos esté hostigando y quitando nuestras cosas”, se leyó en uno de esos posteos.

Pero la organización no solo es virtual sino que empezó a dar signos de unidad y solidaridad. Para acercar el tema a todas y todos los vecines de Parque Patricios -en muchos casos, personas que les compran los fines de semana- participaron de la asamblea del barrio que desde diciembre se reúne cada sábado para tratar diversos temas. También abrieron una petición virtual en la plataforma SosVox donde piden por una respuesta de la Jefatura de Gobierno o el área de Espacio Público.

Además, esta semana realizaron una olla popular en la plazoleta Monteagudo para encontrarse, visibilizar y compartir una comida. También están dando un paso clave en la conformación como colectivo: elegirán delegades para liderar las acciones, la vocería y, sobretodo, para tener representación ante el Gobierno de la Ciudad si son convocados. Una convocatoria que se hace esperar y que profundiza la deshumanización de quienes no tienen un trabajo formal y están por debajo de la línea de la pobreza. En el primer trimestre de este año, en la ciudad más rica del país, la pobreza tocó el máximo histórico de la serie iniciada en 2015, con un 35,5% de personas. En tanto, según la actualización de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad, la indigencia saltó de 8,4% a 15,3%, comparado con el mismo período del año pasado. Es decir, personas que no tienen ingresos siquiera para comer y que, sin dudas, su concentración es mayor en el históricamente postergado sur porteño.