La Belgrano en lucha
Al igual que las universidades nacionales que desde principios de año se movilizan por el recorte presupuestario, los centros de estudiantes de la escuela y el profesorado de artes visuales se hacen oir. Demandan más participación en la discusión por la reforma de los planes de estudio que, según denuncian, se basa en una decisión política unilateral.
La Belgrano, escuela de artes visuales ubicada en el límite entre Barracas y La Boca, está dando pelea contra el vaciamiento de la vapuleada educación pública. En el edificio de Azara y Villafañe conviven dos escuelas: la media y el profesorado. Ambos centros estudiantiles trabajan en conjunto para fortalecer la voz de los estudiantes en las discusiones y tomas de decisiones que los involucran.
A través de la resolución 476/2024, el Consejo Federal de Educación sugiere una serie de cambios profundos a nivel nacional que repercuten en las cajas curriculares y en la calidad educativa por igual. Sugerencias que no son tales, ya que recibieron amenazas de perder la validez nacional de sus títulos (que les habilita a trabajar en todas las provincias), si no adecuan sus planes de estudio a los plazos establecidos por la resolución.
Estas “sugerencias” involucran la duración de las carreras (2800 horas de cursada máximo; el profesorado de arte en la Belgrano dura 5400). Para eso fusionan materias, recortan algunas, eliminan otras. Carola y Mila, estudiantes del profesorado e integrantes del Centro de estudiantes ejemplifican: “quieren que empecemos a estudiar Historia del Arte desde el Renacimiento, pasando por arriba decenas de miles de años de desarrollo artístico humano”. El recorte de horas se refleja, además, en pérdida de puestos laborales.
“Esta reforma es recortar en contenidos, en su calidad y en los puestos de trabajo. Es una superficialidad; buscan docentes generalistas”.
Sugieren también la homologación de planes de estudio con otras Escuelas Superiores de Educación Artística (ESEAS) de la Ciudad, borrando las identidades institucionales históricas y los perfiles de graduados de cada una (Yrurtia, Lola Mora, Belgrano) con el fin de que se pueda cursar materias en cualquiera de ellas, indistintamente.
Plantean la hibridez de las cursadas recortando horas presenciales: “Se hace muy complicado trasladar todo lo que aprendemos en la presencialidad a la virtualidad total”, indica Vanina, estudiante del quinto año del profesorado superior e integrante del Consejo Directivo. Carola agrega que “durante la carrera trabajamos sobre la integración, la diversidad mediante el vínculo docente con el alumno y directamente cortan el vínculo con los alumnos”.
La carga horaria de los talleres de dibujo, pintura, grabado y escultura es alta y se dificulta transmitir y aprender pantalla mediante. “No queremos convertirnos solamente en obreros tecnológicos de materias visuales para hacer propagandas. Queremos preservar el artista que viene formándose en esta escuela”, afirma Carola.
Esto tiene que ver con qué tipo de educación reciben quienes educan. Una utilitarista ajustada a las demandas del mercado o una con pensamiento crítico que aporte al debate y a la pluralidad ideológica. Vanina sostiene que reformular los planes de estudio es necesario porque deben adecuarse a los contextos “no es lo mismo educar en los 70 que en el 2024”. Y agrega: “el punto es cómo mejorar. Esta reforma es recortar en contenidos, en la calidad de los contenidos, en los puestos de trabajo y es una superficialidad. Buscan docentes generalistas”.
Desde hace mucho tiempo, todos los cargos docentes en la Belgrano son interinos. Mila asegura: “se agarran de este reclamo histórico y ahora quieren hacer una titularización que sea por 5 años”. Pasado ese plazo, los docentes deben volver a concursar el cargo, lo cual no soluciona el problema de la inestabilidad laboral.
Vanina aporta una lectura política de la situación. Considera que “esta supuesta titularización es un chantaje para aprobar la reformulación de los planes de estudio”. Y agrega “el gremio mayoritario está militando la titularización, diciendo que sería todo peor, en vez de tener una oposición real a este proyecto”. Y lo enmarca dentro de lo que considera “coletazos de la UniCABA”.
La organización estudiantil logró que vuelva a funcionar el Consejo Directivo, órgano de decisión inter claustros (docentes, no docentes, estudiantes, graduados y directivos), que durante un año no tuvo autoridades designadas, por lo que muchas tomas de decisiones recaían sólo en la dirección.
Presentaron una carta firmada por toda la comunidad, dirigida a la directora del área, Ada Rissetto. Pidieron prórrogas para la elaboración de los nuevos planes de estudio que les exigen y sentaron postura sobre el carácter arbitrario de la reforma: “esto no nació de una necesidad de la comunidad, esto fue una decisión política unilateral”, afirmó Mila.
Obtuvieron dos logros puntuales: una respuesta formal por escrito, “la estrategia desde el gobierno y desde el área es confundir. No dan nada por escrito, nos dicen todo oralmente, cambian lo que se va a hacer de un momento para el otro”, aseguró Mila. Y en segundo lugar, la conformación de una mesa de trabajo inter claustros para ajustarse a la reglamentación.
Las reformas se implementarían a partir de 2026; es decir, no se verán afectadas las cursadas actuales “pero eso no nos conforma. Lo que queremos es que la formación artística sea de excelencia ahora y para siempre”, concluyó Mila.