Una escuela con identidad

La secundaria 3 de La Boca, conocida en todo el barrio como “el campito”, tiene nuevo nombre. El año pasado, toda la comunidad educativa eligió “República de La Boca” entre varias propuestas y ahora el nombre ya es ley. El 10 de noviembre lo celebraron con un festival.

Una escuela con identidad

La escuela de educación media 3 del distrito escolar 4 abrió sus puertas hace diez años. Sin embargo, nunca tuvo nombre. Quizás por eso, el barrio rápidamente le inventó uno y todos la empezaron a llamar la escuela del campito. Es que lo más importante del sentido de pertenencia es la identidad. Esos rasgos que permiten distinguir a una persona o a una cosa de otras. Y en este caso, lo que pesó fuerte fue su ubicación en el mapa, su arraigo a un territorio más que singular. El nombre no fue elegido al azar. Quedaron afuera Juana Azurduy y Juan de Dios Filiberto. Y por goleada ganó República de La Boca.

La Boca no es sólo un barrio. Sus habitantes decidieron que fuera una República. Tal vez por ser pionera en luchas políticas y sindicales, con un gran movimiento de obreros portuarios y con la rebelión de las escobas, esa lucha que encabezaron las mujeres que vivían en los conventillos un siglo atrás y que hoy continúa en cada reclamo por acceso a la vivienda. O tal vez por ser cuna de movimientos sociales, de artistas, de sueños olvidados.

Al igual que su nombre y como gran parte de la historia del barrio, la escuela 3 - ahora según ley 6662 Escuela República de La Boca- tiene sus orígenes en lo colectivo. Fue la comunidad la que en 2001 juntó firmas para pedirle al Estado porteño la construcción de un urgente colegio secundario, una colonia de vacaciones y un natatorio en esas tierras que pertenecían a la Comisión Municipal de la Vivienda (hoy IVC). Fueron los y las vecinas quienes lograron que a fines de 2003 el entonces jefe de Gobierno Aníbal Ibarra anunciara la creación del Polo Educativo Casa Amarilla, compuesto por tres escuelas, una infantil, una media y una de recuperación, por un polideportivo y por un parque público.

Lo que pesó fuerte al momento de elegir el nombre fue su arraigo a un territorio más que singular, cuna de luchas, resistencias y arte.

La historia contará que tuvieron que pasar casi 10 años hasta que la secundaria finalmente se inaugure. Poco antes se abrió el jardín y la escuela de recuperación, y algunos años después, aquellas tierras que rodeaban a las escuelas dejaran de ser públicas y fueran vendidas al Club Boca Juniors en una maniobra macrista repleta de irregularidades. En otro sector de los terrenos conocidos como de Casa Amarilla se construyeron viviendas, aunque no sociales como estaba previsto.

La Boca es una fiesta

Como no podía ser de otra manera, la oficialización del nombre de la escuela tenía que ocurrir en un contexto comunitario y festivo. Así fue como el viernes 10 de noviembre a la mañana se abrieron las puertas para compartir el evento con organizaciones del barrio, referentes de instituciones locales, legisladores, funcionaries y muchísimos vecinos y vecinas.   

El festejo empezó a las 11, con una choriceada a precios populares, para recaudar fondos para la escuela. También se presentaron talleres con los trabajos de música, arte, literatura y medio ambiente. Y el momento más emotivo de la jornada fue cuando se levantó el telón para dar a conocer el mural que acompaña la entrada del edificio de Palos 210, pintado por el gran artista Hernán Mistaken, con un largo de 15 metros donde se ve reflejada la identidad del barrio: los bomberos voluntarios, la cancha de Boca Juniors, el tango, el puente viejo del puerto, la murga, los conventillos, una pintura de Quinquela y su viejo nombre, el campito.

Actualmente la escuela, con orientación en Ciencias Sociales y Humanidades, tiene casi 700 alumnos y alumnas, entre ambos turnos, en los que 50 docentes están a cargo de la enseñanza. La mayoría de quienes asisten viven en el barrio, pero algunos vienen desde Dock Sud o Isla Maciel. Es una escuela popular, propia de un barrio de trabajadores. Por eso, entre las cosas más lindas que ocurren, está el proyecto de “viajes solidarios” a bajo costo, a través del cual de primero a quinto año tienen la posibilidad de viajar a algún punto del país, quizás por primera vez.

El cierre de la celebración fue una fiesta bien murguera, con el sonido de los bombos, los platillos y las trompetas, en medio de canciones de cancha, vestidos de azul y amarillo y bajo una llovizna épica. Todo bien República de La Boca.