¿Qué pasa en la Plaza Malvinas?

En diciembre, topadoras destruyeron el muro lateral sobre la calle 20 de septiembre. Aunque los trabajos fueron definidos por el Gobierno porteño, no hay ningún cartel de obra que indique plan de reforma, empresa responsable ni presupuesto destinado. Los vecinos no tienen información oficial, pero en las imágenes que difunde el proyecto inmobiliario Puerto Pampa, la plaza se ve a nivel de la vereda. Desde hace más de un mes, durante la noche no hay luz en la plaza.

¿Qué pasa en la Plaza Malvinas?

Sin cartel que informe plan de obra, costos, empresa responsable, tiempo estimado. Sin consulta a la comunidad. Así, de un día para el otro, unas topadoras destruyeron todo el lateral de la Plaza Malvinas en el barrio Catalinas de La Boca. Las obras comenzaron a mediados de diciembre sobre la calle 20 de septiembre, enfrente del enorme edificio donde avanza Puerto Pampa. Desde entonces, la plaza está sin luz y de noche es una boca de lobo. ¿Eran necesarias las reformas en la plaza? ¿Quién se beneficiará con los cambios? ¿Qué áreas incluye? Preguntas que circulan entre los vecinos que tienen poca y nada información y temen por los alcances de la obra.

“Puerto Pampa chorros” se lee en una de las lonas verdes que separa la obra de los juegos infantiles. Más allá, otra luce un signo de pesos pintado de blanco. Por ahí, está sentado Roberto del edificio 20 tomando fresca a la sombra, en una tarde agobiante. Se acerca a preguntarme si sé algo más de lo que van a hacer, que tiene miedo de que el edificio avance sobre la calle, que seguro todo es un negociado. Otra vecina, que pasea a su perro, se acerca y exclama “menos mal que no hay plata”. En su caso, el temor es por el anfiteatro, que lo destruyan. Mientras tanto, una nena juega en el tobogán que quedó pegado a la excavación, con solo una lona de “protección”. Por todos los costados de esa larga franja demolida se puede entrar sin problema al lugar donde hay hierros, cables, maderas, cascotes y tierra removida. Un peligro.

Desde Espacio Público del Gobierno porteño no responden a las consultas de Sur Capitalino. La presidenta de la Junta Comunal, Silvia Millara, tampoco. Aunque sí respondió a las preguntas de los vecinos por su cuenta de IG: dijo que la reforma no depende de la Comuna sino de Espacio Público y aclaró que Puerto Pampa no está involucrado. Sin embargo, en las imágenes publicadas en la web de la desarrolladora KWZ muestran cómo quedará el complejo de viviendas en venta cuando esté terminado: ahí la plaza está al mismo nivel de la vereda. ¿Futurología? ¿O un deseo cumplido?

Lo concreto es que la obra no cuenta con el cartel obligatorio para este tipo de trabajos en el espacio público. Por eso, nadie en el barrio conoce sus plazos, la empresa responsable de realizarla ni el costo que implica para la Ciudad. Apenas llegaron las topadoras, Mariana, vecina de Catalinas, hizo un pedido de informes al Gobierno de la Ciudad. El 19 de diciembre fue respondido por la Dirección General de Obras Comunales que depende de la Secretaría de Mantenimiento Urbano. Sur Capitalino accedió al informe donde ante las consultas concretas sobre informes técnicos y ambientales, materiales e instalaciones proyectadas y remoción de árboles, responden principalmente con planos en los que se reflejan las reformas e informan que la plaza quedará con el 41% de superficie absorbente, que no se perjudicarán árboles ni raíces -aunque en algunos planos hay árboles añejos que, extrañamente, no figuran-, que no se ensancharán sus caminos internos y que se “desmaterializará” el muro sobre la calle 20 de septiembre y se incorporará una rampa en dos tramos. Nada dicen sobre el sistema automático de riego y las luminarias que se instalaron en los últimos tiempos y que, con la intempestiva e improvisada obra, tendrán que volver a colocarse y, claro, volver a pagarse: costos que, aunque Jorge Macri insista con hablar de motosierra, salen de los impuestos que pagan las y los ciudadanos porteños y que podrían haberse evitado si las obras se realizaran de forma planificada. Romper lo sano.          

Dos semanas antes de que empezaran a romper, el Gobierno de la Ciudad contrató a diferentes artistas -varios del barrio- para pintar murales en los paredones de Puerto Pampa. El más llamativo, por su tamaño a lo largo y alto, es el que está frente a la plaza y dibuja dos fotos emblemáticas tomadas años atrás en el lugar. Mientras los vecinos miraban los murales, a unos metros las topadoras avanzaban.