Un paseo por el pasado para recuperar la identidad

Bajo los pies de La Boca duermen pedacitos de la historia del barrio y de la Ciudad. Una muestra en Barraca Peña exhibe algunas de esas piezas que fueron rescatadas en obras de control de inundaciones, en relevamientos de antiguos muelles y astilleros, y cada vez que un conventillo es demolido, renovado o se desintegra en un incendio.

Un paseo por el pasado para recuperar la identidad

El sábado 2 de diciembre se inauguró “¡Arqueo Boca!” en Barraca Peña, la barraca más antigua del puerto del Riachuelo que comenzó a funcionar en el año 1774 y hoy alberga al Centro de Investigación del Patrimonio Arqueológico Costero y Subacuático de la Ciudad. La muestra fue presentada durante la Semana de la Arqueología y Paleontología y exhibe piezas rescatadas en La Boca, Barracas y Puerto Madero, como derivaciones inesperadas de obras de control de inundaciones, planes de renovación de conventillos y relevamientos de antiguos muelles portuarios y un astillero.

Parte de ese muestrario diverso se puede apreciar en una visita guiada por el depósito de lana y objetos ferroportuarios que inaugurara en 1868 Vicente Bunge, quien tomó la posta de su abuelo, el empresario Francisco de la Peña Fernández. El empresario llegado a las márgenes del Río de la Plata a fines del siglo XVIII había instalado una barraca sobre la costa norte del Riachuelo y se dedicaba a comerciar frutos producidos en el país y embarcarlos con destino Europa.

“La exhibición de los materiales de las excavaciones que tenemos en nuestro Centro de Investigación se propone, más que nada, integrar la comunidad en la obra de saneamiento ambiental de la cuenca baja del Riachuelo, como forma de recuperar el patrimonio identitario a través de la memoria”, propone el arqueólogo Marcelo Weissel, después de haber completado varias colecciones de piezas desperdigadas en los conventillos de Palos 460, Garibaldi 1975, Suárez 501 y Brandsen 626 y en la casilla de madera de un convento destruido por un incendio hace veinte años.

Es importante valorar la identidad y el trabajo, legado de carpinteros, ebanistas y calafateros.

Si bien reconoce los avances logrados por la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) y el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA) en los últimos 25 años, Weissel lamenta la inexistencia de un plan social con perspectiva de futuro (“eso es lo más grave”, asegura). En contraste, el arqueólogo se muestra satisfecho por la apertura al público de la barraca que, hasta 1910, funcionó apuntalada por primera vez en forma conjunta por el transporte en tren, en carro y en barco.

Mientras se dispone con su equipo a iniciar nuevas excavaciones debajo de la barraca, donde ya fueron detectados dos niveles de combustión y cimientos muy profundos, Weissel reivindica la importancia de valorar la identidad y el trabajo -representado aquí por el legado de los carpinteros, ebanistas y calafateros, entre otros oficios-, junto a la necesidad urgente de recuperar la cultura portuaria y sus recursos renovables.

El galeón

Uno de los trabajos más impactantes completados por el Equipo Barraca Peña -conformado por los arqueólogos Weissel y Raúl Doro, el museólogo Eduardo López y Luis Gómez- fue el descubrimiento seguido del rescate de los restos de un galeón español del siglo XVII, que permanecía oculto, a 8 metros de profundidad y recubierto por diferentes capas del suelo.

Partes de madera de la eslora de 28 metros de largo salieron a la luz en 2008, removidas por una excavadora asignada a la monumental obra del hotel Hilton. Allí fueron convocados de urgencia los arqueólogos, quienes -equipados con baldes, cucharines y guantes- se encontraron con una gigantesca pieza del pasado colonial. El riguroso inventario incluyó tablas, cadenas de bueyes, piedras de lastre, cabos de sogas, semillas, monedas de cobre, pipas africanas, cuchillos, semillas de durazno, objetos de cerámica de Sevilla y de México, ladrillos holandeses, cuatro cañones y botijas para bebidas.

El barco hundido fue trasladado a la Barraca Peña en abril de 2011, para ser enterrado nuevamente en una fosa. Los visitantes tienen ahora la posibilidad de recorrer ese sector marcado por estacas y tapizado de tierra y césped, que agita misterios e inspira historias legendarias.

 

Dónde y cuándo

Barraca Peña, Área de Protección Histórica N° 54 de la Ciudad, está ubicada en Av. Pedro de Mendoza 3003, en La Boca, y abre sus puertas al público en forma gratuita los martes y los jueves de 10 a 14hs, además del primer sábado de cada mes.

 

El estado de los conventillos, en la mira de los científicos

Convencido de que todo el material arqueológico que atesora el Área Metropolitana de Buenos Aires es un tesoro recuperable, el equipo de profesionales que integra Marcelo Weissel firmó un acuerdo con expertos de la industria maderera de la provincia de Misiones, con el propósito de identificar las distintas variedades y el estado de las maderas halladas en La Boca.

Los datos que surjan de esa colección científica podrían resultar clave para trazar un diagnóstico del riesgo de derrumbe que presentan decenas de casas del barrio y delinear estrategias para su eventual puesta en valor. “Los proyectos y los intereses son muchos”, sostiene Weissel. Así como un grupo de vecinos lleva a adelante un trabajo de preservación del patrimonio urbano a través de la organización La Boca Resiste y Propone, el arqueólogo se entusiasma con la participación y la capacitación de los jóvenes para que se erijan en guardianes de su propio patrimonio identitario, un camino emprendido -por ejemplo- por las comunidades educativas de la Escuela de Jóvenes y Adultos N° 29 Manuel Belgrano -en La Boca- y la Escuela Técnica N° 21 Fragata Libertad, con sede en Saavedra, cerca de la frontera norte de la ciudad.