El viernes 20 de diciembre el playón de Pedro de Mendoza y Almirante Brown abrazará a cientos de vecinos y vecinas en una cena navideña. Solidaria, abierta y con un gran espíritu de acompañamiento colectivo en momentos tan difíciles, la cena fue una idea de las organizaciones sociales, políticas, religiosas del barrio, las mismas que el 8 de noviembre decidieron salir a la calle para mostrar todas las problemáticas que sufre La Boca.

El lugar elegido es un ícono: el Puente Transbordador, el mismo de las postales que recorren el mundo, que hoy también se convirtió en el símbolo del avance de proyectos que excluyen a las y los habitantes del barrio.

A doscientos metros hacia Puerto Madero, por un decreto del Gobierno porteño, 30 familias fueron desalojadas con un operativo brutal de las viviendas donde residían desde hace décadas. Fue en Pedro de Mendoza y Necochea, en un edificio que la gestión de Jorge Macri quiso recuperar de un día para el otro, sin diálogo ni búsqueda de una solución habitacional. Tras los desalojos, las familias que quedaron se organizaron para generar propuestas que las incluyan.

Doscientos metros pero hacia el lado de Caminito, la lucha es de otras cien familias, en ese caso de trabajadores y trabajadoras de la Feria de Artesanos de Vuelta de Rocha cuyos puestos, casi en simultaneo con los desalojos de Pedro de Mendoza, también fueron trasladados de manera inconsulta hacia la Plazoleta de los Bomberos Voluntarios. Los artesanos se negaron al cambio no solo porque los perjudica económicamente sino porque el lugar elegido por el Gobierno porteño es utilizado a diario por la comunidad: allí les pibis juegan al futbol, las familias toman mate, ensaya una murga, hay candombe, se realizan asambleas vecinales.

En el medio de estos dos conflictos que sintetizan todo el proceso de gentrificación que vive el barrio, en la costanera se instaló un embarcadero a donde llega un catamarán turístico que hace paseos de La Boca a Puerto Madero. En ese Riachuelo que supo ser fuente de trabajo de miles de obreros portuarios. En un barrio donde los incendios se siguen sucediendo sin que se cumpla con políticas de prevención.

Por todo esto, la idea es poder cerrar este año en una enorme cena que se nutrirá de donaciones y aportes de toda la comunidad. Una cena donde vecinos y vecinas podamos levantar una copa y compartir nuestros sueños y esperanzas para un 2025 más justo.