Tuberculosis al sur

La tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible. Pero el riesgo aumenta en personas con un sistema inmunológico más débil. Por eso, hay más casos en barrios como los de la Comuna 4 donde abunda la pobreza y las malas condiciones habitacionales. En medio de una suba de contagios en todo el país, el Ministerio de Salud de la Nación cerró el área especializada.  

Tuberculosis al sur

Desde la llegada del COVID-19, la tasa de personas con tuberculosis aumentó un 10% por año. En paralelo a una pobreza estructural que supera el 50% de la población, sumado a la precariedad de la vida, el Ministerio de Salud de la Nación sufrió de un serio recorte. A tal punto que solo se dejó a dos trabajadores del equipo de tuberculosis para dar respuesta a todo el país. En el distrito más rico, la Ciudad de Buenos Aires, esta enfermedad se concentra en las comunas del sur donde las condiciones habitacionales están lejos de mejorar bajo la gestión de Jorge Macri que, por ejemplo, tiene todas las obras públicas y de urbanización paralizadas.

El 5 de febrero el presidente Javier Milei anunció que Argentina, siguiendo el paso de Estados Unidos, se retiraba de la Organización Mundial de la Salud. Cinco días antes, el 31 de enero, echó a 1400 trabajadores del Ministerio de Salud que conduce Mario Lugones. En la Dirección de respuesta al VIH, ITS (infecciones de transmisión sexual), Hepatitis, Tuberculosis y Lepra despidieron al 40% del personal (31 personas), dejando unos 40 profesionales para todo el territorio, para 47 millones de habitantes. Entre las 15 direcciones y dependencias de Salud que se eliminaron, está la Coordinación de Tuberculosis y Lepra.

“Milei está cumpliendo: es el topo que viene a destruir el Estado desde adentro. Acá hay tristeza e incertidumbre. Imaginate que, del total del presupuesto para el Ministerio, el salario de los trabajadores no es ni el 1%. Yo gano 900 mil pesos, muchos 400 mil. No despiden por ahorro, lo hacen para desmembrar todo y dejar que en el futuro cada provincia se haga cargo sola”. La que habla es una trabajadora del Ministerio de Salud de la Nación que pidió no ser identificada en esta nota por miedo a perder su trabajo, como le pasó a muchos de sus compañeros y compañeras. 

“El 73% de los fallecidos por tuberculosis tenían problemas habitacionales”.

Respecto a la tuberculosis, esta profesional de la salud señaló que hay provincias que dependen por completo de Nación para acceder a medicamentos: “No es que sea una enfermedad de pobres, cualquiera la tiene. En general, los hospitales privados derivan a sus pacientes con tuberculosis a que se traten en los hospitales públicos. Eso pasa porque a nosotros nos llegan los medicamentos vía fondos estratégicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en cambio a los privados no”.

La Fundación Huésped define a la tuberculosis como una “enfermedad causada por una bacteria conocida como Bacilo de Koch”. Es curable y prevenible. “Afecta principalmente a los pulmones. Si no se trata oportunamente, puede causar daño permanente y matar”. La Fundación agrega que los riesgos aumentan en las personas con un sistema inmunológico debilitado, por ejemplo, quienes tienen malnutrición, diabetes o consumen tabaco. De hecho, “la tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas con VIH”.

El Boletín N°7, publicado en marzo de 2024, sobre Tuberculosis y Lepra indicó que Buenos Aires y CABA juntos reunieron el 62,8% de los casos de 2023. Conversamos con Juan Calvetti, médico generalista y vicepresidente de la Asociación Metropolitana de Equipos de Salud y con Emiliano Muñoz, pediatra y coordinador de epidemiología del área programática del Hospital Penna para entender qué sucede puntualmente en la Ciudad de Buenos Aires con esta enfermedad.

La Comuna 4, zona roja

Si reunimos toda la información reciente y la cruzamos con la realidad de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo en las comunas del sur, el escenario es alarmante. Quienes vivimos en las villas sabemos del hacinamiento, de la poca ventilación, de la falta de agua potable y de, por ejemplo, la malnutrición que debilita cualquier sistema inmunológico cuando toda la vida te toca alimentarte en un comedor, por no poder comer en tu propia casa. El 71% de los 230 comedores están al sur de CABA. La prevalencia de diabéticos y de personas en consumo problemático de drogas o alcohol por aquí es una deuda pendiente del Gobierno porteño, hoy a cargo de Jorge Macri. Según el Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad, el 32% de la población estamos por debajo de la línea de la pobreza y casi nadie de los barrios populares llega al precio de la Canasta Básica que roza los dos millones de pesos.

Un pediatra del Hospital Garrahan, el centro de salud pediátrico más importante del país, señala que no cuentan con la “PPD”, una prueba diagnóstica de la infección tuberculosa fundamental para el inicio de tratamientos. El Garrahan atiende a niñas y niños de toda la Argentina y está ubicado en nuestra Comuna 4, barrios en los que hay mayor cantidad de casos, según el mapa de calor al que los médicos tienen acceso. “Se reafirma que de la avenida Rivadavia hacia el sur, donde predominan las villas y asentamientos, hay más casos”, aporta Calvetti.

“En 2024 los casos, con 15.891 diagnósticos, corresponden al número más alto de los últimos 15 años”.

El vicepresidente de la Asociación Metropolitana de Equipos de Salud explica que la tuberculosis rompe con la lógica del mercado, de oferta y demanda, “no genera una ganancia”. Por eso muchos pacientes de hospitales privados son derivados a los públicos para iniciar el tratamiento. “La medicación para esta enfermedad no es algo que uno encuentre en las farmacias, y muchas prepagas u obras sociales no se hacen cargo”. En los barrios populares donde trabaja Calvetti, “se hace mucho más difícil trabajar con personas en consumo porque la medicación para tuberculosis hay que tomarla todos los días. Si hay abandono del tratamiento, la bacteria produce resistencia a los antibióticos y luego es mucho más complicado de tratar”.

Emiliano Muñoz coincide con este último punto desde el Hospital Penna, también ubicado en la Comuna 4: “Muchos no quieren analizar esta patología desde lo colectivo sino desde lo individual. Piensan que sus prepagas los salva y es un gran error, ni siquiera están capacitadas para la distribución de los medicamentos. Por eso lo hacía el Estado”.

Luego del COVID-19, en el área de epidemiología del Penna realizaron dos estudios aún no publicados que grafican la realidad antes señalada. Los barrios que rodean a los hospitales Santojanni, Penna, Piñero, Argerich y Fernández “son las zonas más calientes” de pacientes con tuberculosis. “Entre 2022 y 2023 no disminuyó la tasa. Nuestros estudios demuestran que fallecieron unas 26 personas por tuberculosis, y que el 73,3% de las personas fallecidas tenía serios problemas habitacionales”.

Menos pobreza, menos tuberculosis

Marcela Natiello es una de las médicas despedidas del Ministerio de Salud. Hasta hace algunas semanas era coordinadora del área de tuberculosis y lepra. “En la actualidad solo dejaron a dos personas del equipo de tuberculosis del Ministerio para dar respuesta a todo el país”, denunció la neumonóloga.

Según la especialista, cada año se ve alrededor de un 10% de aumento en la tasa de personas con tuberculosis: “se observa claramente que si se reduce la pobreza desciende la tuberculosis y viceversa”. Y añade que “en 2024 los casos, con 15.891 diagnósticos, corresponden al número más alto de los últimos 15 años”. Y mientras menos personas empiecen y/o terminen su tratamiento… más crece la tasa de diagnósticos.

Hace menos de tres meses, la Organización Mundial de la Salud, de donde Milei quiere que nos retiremos, publicó un informe que revela: "Unas 8,2 millones de personas tuvieron tuberculosis en 2023 en el mundo, la cifra más alta desde el monitoreo de 1995". Y resaltaron que, en todos los países, "la investigación sigue gravemente desfinanciada". En Argentina, al desfinanciamiento se suma el vaciamiento. Hasta ahora, Natiello no fue reemplazada. Es decir que el área especializada en estas enfermedades no tiene coordinación.

“Lo más importante es un abordaje integral para evitar, por ejemplo, una coinfección. Por eso es fundamental desarrollar políticas integrales que prevengan el VIH, incluyendo el acceso a preservativos”, dice Natiello, en un contexto donde el gobierno no reparte preservativos y recorta la medicación para las enfermedades de trasmisión sexual. Un dato relevante en este punto es que, de los 26.901.600 preservativos que tenía planificado repartir en 2024 en todo el país, solo se garantizó un 5,3%. “Si una persona tiene VIH y se le suma la tuberculosis, hay que realizar estudios de ambas patologías. Si se toman medidas sin criterios sanitarios -como desmantelar el Ministerio de Salud- el daño es para toda la población”, subrayó Natiello.

En nuestro país todavía muchas personas piensan que la tuberculosis es una vieja enfermedad, que no está entre nosotros. Hay una gran falla en la comunicación para su prevención. Por ahora, en febrero 2025, solo podemos decir que no existen médicos suficientes dando respuesta a la enfermedad en el Ministerio de Salud, la precarización de los profesionales no cesa, la pobreza tampoco y, por ende, la tasa de contagios de tuberculosis solo tiende a aumentar. El panorama no es alentador. Los datos y las advertencias están a la vista, pero la falsa libertad avanza… en detrimento de la salud de todos y todas.