Comienza el segundo juicio por el asesinato de Lucas González
Este viernes comenzará el segundo juicio por el encubrimiento del crimen de Lucas González, el chico de 17 años asesinado hace tres años en Barracas por agentes de la Policía de la Ciudad. Ya fueron condenados 9 oficiales y ahora será el turno del policía acusado de aportar el arma de juguete que los agentes plantaron para instalar la versión de un enfrentamiento armado.
El oficial Facundo Matías Torres lleva más de un año detenido con prisión preventiva y este viernes a partir de las 9 de la mañana se sentará por primera vez frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°29.
En principio, hay pautadas dos audiencias de testimonios que podrían ampliarse en función de las declaraciones de este viernes y lunes de la semana que viene. En la primera audiencia se espera la palabra de los familiares de Lucas y de los tres amigos que estaban con el joven el día del crimen cuando regresaban de entrenar en Barracas.
La detención de Torres se dio a principios de junio del año durante el primer juicio de la causa a raíz de la declaración de Héctor Cuevas, otro de los policías imputados y ahora condenado a cuatro años de prisión por el encubrimiento del crimen. El oficial fue el único que se "quebró" durante el juicio y decidió declarar lo que había visto la mañana de ese 17 de noviembre del año 2021, después de que la brigada de civil de Gabriel Isassi, Fabián López y Juan José Nieva --los tres ya condenados a perpetua-- interceptaran en el cruce de Iriarte y Luzuriaga al Volkswagen Suran en el que viajaban Lucas y sus amigos y los balearan hasta asesinar al chico.
Cuevas dijo entonces que al llegar a Alvarado y Perdriel, la esquina en que la policía interceptó a la Suran y mantuvo detenidos a Joaquín y Julián, dos de los tres sobrevivientes, vio cómo se montó el momento clave del encubrimiento, con arma falsa plantada de por medio. El oficial declaró que pudo ver a Isassi bajarse de una moto y acercarse al subcomisario Roberto Inca --también condenado por el encubrimiento--, que le dio la orden para que plantara la pistola de juguete en el auto de los chicos para sostener la falsa versión del enfrentamiento. Para entonces los agentes ya habían instalado en el parte oficial que dispararon contra el auto porque uno de los pasajeros había mostrado un arma.
Según la versión de Cuevas, el oficial Torres era quien manejaba la moto en cuestión y quien le aportó a Isassi la pistola de juguete. Cuevas declaró que los dos oficiales se dirigieron desde Iriarte y Luzuriaga hasta la comisaría en la que Torres prestaba funciones, que el oficial sacó el arma falsa de ahí y que desde la comisaría fueron a Alvarado y Perdriel para que Isassi la plantara. Cuevas también está citado para prestar declaración durante este juicio, donde deberá ratificar o rectificar esa versión.
A la palabra de Cuevas se le sumaron una serie de medidas de prueba generadas en el marco del expediente, que tienden a sostener su palabra, como los datos de geoposicionamiento de la moto y las cámaras de seguridad.
Tras su detención, la defensa del oficial esgrimió en la causa un intento de defensa que la Justicia consideró endeble. En su declaración indagatoria ante el fiscal de instrucción Leonel Gómez Barbella y la jueza Vanesa Peluffo, reconoció el recorrido de la moto pero aseguró que fueron a la comisaría sólo para buscar cinta perimetral para usar en las escenas. El pedido de excarcelación fue rechazado y permanece desde entonces con prisión preventiva.
En su resolución de procesamiento, Peluffo sostuvo que la versión de Torres "no resiste el más mínimo análisis" ya que podían pedirle cinta "a cualquiera de los móviles que se habían acercado 'en prioridad'". Gómez Barbella se expresó en el mismo sentido al señalar que "ningún video ni testigo obrante en la causa permiten acompañar ese relato, sino todo lo contrario, las filmaciones de la vía pública demuestran una versión diametralmente diferente en la que se visualiza a ambos sin ninguna cinta".